Un reducto para compartir ocio y humos

Laura Merino
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La asociación Mine of Terps solicita licencia al Ayuntamiento para abrir un club privado de fumadores en la calle Samalar para actos sociales relativos al hábito y «cultura de fumar»

Local donde la asociación Mine of Terps proyecta un club de fumadores, en el 18 de la calle Samalar, en el tramo entre General Urrutia y Ronda de los Cuarteles - Foto: Ingrid

La creciente y constante regulación de espacios destinados al consumo de tabaco y otras sustancias ha impulsado a la sociedad a buscar diversas alternativas más controladas. Por este motivo, los clubes de fumadores han llegado con la intención de quedarse como una opción privada y dentro de la legalidad para todos aquellos consumidores que buscan un lugar adecuado y adaptado a la normativa vigente. Por ello, la asociación Mine of Terps de la mano de la agencia de servicios, D.M. Service, ha decidido llevar a cabo un proyecto donde se solicita al ayuntamiento la licencia única de obra y apertura en un local situado en la calle Samalar Nº 18 en Logroño y destinado a implantar un club de fumadores. Esta información es de dominio público, pero todavía faltan varios trámites que permitan llevar a cabo este proyecto. 

El local que albergará este club no es del todo nuevo. Antiguamente funcionaba como un centro de juegos infantiles, pero el tiempo y las necesidades han llevado a un cambio radical en su uso.  Este contará con una altura de 3.10 metros y una superficie de 143 metros cuadrados, distribuidos entre la sala de estar, el control, los aseos, el dispensario, la entrada y el almacén.

Teniendo en cuenta estos datos, el aforo máximo establecido será de un total de 49 personas. Estas podrán acceder de lunes a domingo, en un horario diurno que abarcará desde las 10:00 horas hasta las 23:00 horas. En este sentido, otro aspecto positivo a destacar es que el local será completamente independiente del resto del edificio, lo que permitirá a los socios acceder sin interferir con la vida vecinal ni con el resto de las actividades cotidianas del entorno residencial. 

El concepto detrás de un club de fumadores es simple: crear un espacio privado de recreo y entretenimiento. Al estar definido y cubierto los únicos que podrán acceder serán los socios, quienes realizarán «todo tipo de relaciones y actos sociales» relativos al «hábito y cultura de fumar», según explica el promotor en el informe. 

Además, un punto esencial en este proyecto es garantizar que el club no se convierta en una molestia para todos los vecinos de la zona ya que está en la planta baja de un edificio residencial. Por ello, cabe resaltar que dada las características de la actividad, si se desarrolla de manera normal, el sonido ambiente y las conversaciones de los miembros serán las principales fuentes de ruido, lo que no debería convertirse en un problema. 

En cuanto a la adaptación del establecimiento, se pretende llevar a cabo respetando al máximo su estructura original. Por lo tanto, no habrá grandes reformas exteriores, sino que se limitarán a cambiar y acondicionar el espacio de manera que cumpla con las normativas vigentes para este tipo de actividad. 

Normativas. A pesar de ser un espacio privado, el club debe cumplir con unas normativas públicas estrictas. El Código Técnico de la Edificación (CTE), establece, entre otras, las condiciones de seguridad contra incendios, la accesibilidad para personas con movilidad reducida y las medidas higienicó-sanitarias que deben ser respetadas. Por lo que contará con dos aseos accesibles, ventilación natural y forzada, agua caliente e instalaciones de calefacción para garantizar la comodidad de los socios y respetar el entorno. 

Además, en el  proyecto se ha tenido en cuenta el posible impacto medioambiental que puede suponer por lo que en el propio informe se aprecia que han tomado todas las precauciones necesarias para minimizar el daño, tratando de realizar los cambios estrictamente necesarios como en las instalaciones eléctricas y de fontanería. 

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