«Es una epidemia dentro de la pandemia», así define el dermatólogo Santiago Aparicio la sarna en humanos que mantiene en vilo a los servicios sanitarios ante un repunte que arrancó tras el covid-19 y que se mantiene al alza. «Se ha dado un crecimiento importantísimo de casos», confirma también Eva Martínez, directora general de Salud Pública del Gobierno regional. De hecho, la sanidad pública detectó 1.133 casos de la también llamada escabiosis en 2022 en el ámbito de la Comunidad autónoma y otros 1.178 al cierre de 2023. Todos ellos registrados a través de Atención Primaria, la puerta de acceso al sistema público de salud.
No hay datos actualizados del comportamiento del ácaro Sarcoptes scabiei «pero continúa elevado», indica Martínez.
Tampoco existe una causa clara que permita argumentar la evolución de la sarna en humanos pero «de vez en cuando se detectan brotes pero lo que sí estamos viendo son muchos esporádicos». Otro de los hándicap que juega a favor de la escabiosis y en contra del ser humano en el contexto actual que «parece que el ácaro se ha hecho resistente a los tratamientos», detallan desde el área de Salud Pública del Ejecutivo riojano.
En la clínica dermatológica del doctor Santiago Aparicio, situada en Logroño, las consultas por escabiosis pasaron de una al mes o cada dos meses a «picos de seis o siete, incluso en algún momento hasta diez afectados al mes». Ahora bien, «el pico máximo ya ha pasado» tras algo más de dos años de contagios continuos.
Tampoco se aventuran, ni en la dirección general de Salud Pública, ni en las consultas privadas, para trazar un perfil tipo del infectado por el ácaro. Aparicio considera que «está afectando más a jóvenes de 18 a 21 años» si bien, no son, ni mucho menos, los únicos. Ha detectado casos de jóvenes que viven «en residencias de estudiantes o colegios mayores y al visitar a sus padres se contagian todos».
Otra de las evidencias de la evolución que mantiene la sarna se encuentra en las farmacias. En Mercedes, en el logroñés barrio de Cascajos, han registrado incrementos de entorno al veinte por ciento en la demanda de fármacos contra el ácaro.