El relevo generacional en la caza riojana es una de las asignaturas pendientes en estos momentos pero no todo está perdido. Todavía hay algunos jóvenes riojanos que les apasiona este deporte, como es el caso de Gabriela Cerrada, una chica de 17 años que viven en el Villar de Arnedo.
Esta pasión por la caza es una herencia familiar, ya que «a mi padre le gusta ir a cazar y desde que soy pequeña siempre me ha llevado». Uno de los aspectos que más le atrae es ver disfrutar a los perros y pasar el día con los amigos y familia.
Otro factor importante de esta práctica es que «te proporciona educación y respeto hacia la gente mayor porque son lo que te enseñan», destaca la joven.
El momento en el que realmente empezó a vivir la caza más en serio fue hace dos temporadas. «Ocurrió un día que fui con mi padre a cazar después de mucho tiempo. Me aficioné más aun y ese mismo verano me saqué los permisos necesarios», cuenta. También ayudó que el año pasado acudiera a la competición de San Huberto, donde conoció a su actual entrenador, ya que «desde ese momento voy aprendiendo un poco más cada día».
Cerrada acude a las competiciones de San Huberto, que previamente entrena con su padre y su entrenador. «Solemos poner tres piezas distintas de caza y el perro las tiene que ir encontrando, para luego abatirlas. Así hacemos un buen entrenamiento para que el animal y yo aprendamos», explica.
Los inicios no fueron fáciles, ya que el primer año que participó en una competición de esta prueba no realizó un buen papel, ya que «ni la perra que llevé ni yo sabíamos». Aunque en el campeonato de La Rioja de este año la situación ha cambiado, ya que acabó primera en la categoría de mujeres.
Hasta el momento solo ha participado en este tipo de prueba pero su objetivo es cambiar a otras más adelante. «Cuando sepa bastante y vea que me puedo valer por mi misma, quiero hacer caza menor», indica.
Esta joven cazadora es parte de un cambio generacional que está costando en los últimos tiempos. El motivo de esto es que «cada día hay menos gente que quiere cazar, y los jóvenes tampoco están muy interesados porque no se nos informa del tema».
Gabriela Cerrada pide que las federaciones e instituciones informen más a los jóvenes sobre caza mediante charlas. «Esto ayudaría a que se apunte más gente», afirma.
Otro problema es que las personas que cazan suelen vivir en los pueblos aunque cada vez hay más despoblación.