A, de Álava, de ardoa (vino en euskera), de acidez y de afrutado. Una A mayúscula, que se incluirá como una pegatina en las botellas de vino de los alrededor de 70 miembros de Asociación de Bodegas Rioja Alavesa las próximas añadas, es el lema elegido por ABRA  como estrategia de diferenciación.

Representantes de la asociación, con su presidenta, Itxaso Compañón, liderando el grupo, presentaron ayer en Vitoria la nueva campaña, que se  difundirá en las tres capitales vascas y con la que se pretende, además, «educar al consumidor sobre las cualidades que diferencian a los vinos alaveses, mientras se refuerza el legado y la identidad del sector vitivinÍcola de Álava». 

Sin rastro de Rioja, y desarrollado al margen de la iniciativa Viñedos de Álava, sus promotores insisten en destacar, no obstante, algunos de los puntales sobre los que asienta la iniciativa que ha provocado tantos dolores de cabeza en el seno del Consejo Regulador, y que sigue adelante. Porque, según señalan, este nuevo emblema representa no solo el origen geográfico, sino también valores intrínsecos al producto, «como la tradición, el esfuerzo y la calidad del vino alavés».

ABRA, que no desperdicia la ocasión para hacer un llamamiento a la unión del sector, invitando a nuevos socios y bodegas a «sumarse a este proyecto común», busca una mayor colaboración entre los pequeños productores y las instituciones para asegurar la supervivencia y proyección del vino local en el mercado global. Y es que no esconde, y puede ser uno de las razones que ha contribuido de manera decisiva a poner en marcha esta estrategia de diferenciación, «este nuevo giro», la grave situación, que atraviesa el sector, con la mayor crisis «en décadas».