"Me engañaba pensando que podía con mi adicción a la cocaína"

David Hernando Rioja
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Proyecto Hombre tiene un programa ambulatorio que ha duplicado sus usuarios en este último año, pasando de 14 a 28 personas. Estas hacen vida normal en su trabajo y con su entorno pero acuden a sesiones grupales de terapia

Los usuarios del proyecto Ambulatorio durante una de sus sesiones - Foto: Óscar Solorzano

«Estuve 20 años de mi vida consumiendo cocaína y vendiéndola. Fui a la cárcel y allí conocí Proyecto Hombre. La adicción a esta droga me afectaba en todo aunque no lo veía y siempre me engañaba diciéndome que lo controlaba y que podía con ella».

Este es uno de los testimonios de Javier, un usuario de la iniciativa Ambulatorio de Proyecto Hombre, que ha crecido en 2024 duplicando la asistencia, pasando de 14 a 28 personas. Dicho programa está concebido para personas que no necesitan un tratamiento intensivo y que pueden seguir haciéndose cargo de sus responsabilidades laborales, económicas o familiares. También cuentan con el suficiente apoyo familiar y social para contener el consumo o la conducta adictiva a ciertas sustancias.

Los problemas y las malas situaciones no las ves hasta que dejas de consumir. «Ahí echas la mirada atrás y ves todas las meteduras de pata y las situaciones nefastas», reconoce este usuario.

La parte positiva es que «ahora estoy muy bien, ya que llevo dos años y un mes sin consumir cocaína». Javier se decía a si mismo que no lo dejaba porque no quería y no veía los problemas, «pero cuando te das cuenta de ellos y ves todo, empiezas a avanzar en el proceso de dejarlo, que no es fácil. Tienes que colocarte tus propias metas y ver hasta donde llegas», señala.

Este proyecto ambulatorio es una terapia grupal en la que los usuarios se reúnen junto a la psicóloga y coordinadora del Programa Ambulatorio de Proyecto Hombre, Sara García, para abrirse y tratar de sanar. Al ser una terapia compartida, Javier no fue el único que compartió su experiencia.

Otro asistente fue Marcos, que entró en Proyecto Hombre el 8 de enero de 2024 por un problema con el alcohol. «Decidí venir a Proyecto Hombre porque mi vida familiar llegaba a su final. Me dieron un toque, y estuve en un psicólogo que me recomendó ir a Proyecto Hombre», recuerda.

Su entorno le dio varios toques de atención con su problema pero «no quería o no veía el problema». «Cuando vi que todo se podía acabar, reflexioné. Pensé que si todos los coches van en una dirección y yo voy en contra, por algo sería», apuntó.

Ha pasado más de un año y Marcos se encuentra «muy bien», ya que «familiarmente estoy retomando el contacto y con mi pareja estamos muy tranquilos en casa», destaca. Otro cambio que este usuario ha notado es que disfruta de las actividades sociales porque «no estoy con mi subidón y los demás no están pendientes de haber cuando salta el búfalo y se jode la fiesta».

Otro de los usuarios que participó fue Javier y estaba ahí por una adicción al juego. «Generé una deuda bastante fuerte, y llegó un momento que necesitaba un cambio, ya que así no iba a ningún lado». «Cambia tu forma de ser, estas más débil y mas vulnerable. Es algo que lo ve todo el mundo», añade.

Este joven dejó de apostar hace cuatro meses y lleva tres en Proyecto Hombre. Cuenta que al principio fue «complicado» pero «yendo a terapia de grupo empiezas a destapar los sentimientos, y todo lo malo que llevas dentro». «Es costoso pero poco a poco se va abriendo esa coraza que todos tenemos dentro», asegura.

Empatía. Las sesiones en grupo han generado una sensación de empatía muy palpable cuando uno está presente en estas sesiones. Javier, uno de los usuarios, explica que cuando hablas con amigos y familia siempre vas «con el freno de mano echado» porque piensas que te van a juzgar.

«Aquí no pasa porque todos estamos en el mismo barco. Al principio cuesta pero cuando te sueltas aprendemos muchas herramientas», subraya. El apoyo de unos a otros, o de la gente que lleve más de tiempo con la que lleva menos, «te hace avanzar muchísimo con el problema», destaca.

Marcos también agradece esa ayuda mutua que se dan entre todos. Cuenta que él empezó en este grupo de Proyecto Hombre escuchando y viendo a sus compañeros compartir sus historias y experiencias pero «cuando tuvo más confianza empecé a contar todo lo negativo». «Todo esto permite ver los motivos por los que empezaste a beber y seguías haciéndolo, además de lo bien que se está sin beber», concluye este usuario.