«Hay tipografías eternas y hay otras que van y vienen,a modas»

El Día
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La autora de Ortotipografía para diseñadores, que lamenta que su caligrafía no es la mejor, está al frente de Lalolagráfica, un pequeño estudio volcado en la tipografía

La tipógrafa Raquel Marín es la responsable de Lalolagráfica. - Foto: Carlos Caperos

Descubrió la tipografía en Barcelona, adonde llegó tras licenciarse en Humanidadess. En la Ciudad Condal trabajó en RBA y cursó un máster cuyo primer libro, Ortografía para diseñadores, nació de su proyecto final de máster. La editorial Gustavo Gili se fijó en ella y, en 2021, le publicó su segundo trabajo, Trucos infalibles para pulir textos. «Era novel, pero apostaron por mí y fue una sorpresa». Quien así se expresa es Raquel Marín (Logroño, 1978), la responsable de Lalolagráfica, un pequeño estudio de diseño editorial enclavado en el corazón de la capital riojana. Pese a que lo sabe todo sobre las letras, la suya es francamente mejorable: «No me entiende nadie», se ríe.

Para la autora, «la tipografía es algo más que hacer cuatro letras». «La tipografía», explica, «es la harina que utilizamos en todos nuestros platos editoriales». De esta forma, estos profesionales son los responsables de que letra, cuerpo y cubierta mariden a la perfección. «Normalmente las colecciones suelen tener la misma elección tipográfica», explica.

Asociado históricamente a la prensa escrita, la profesión estuvo cuatro siglos sin cambiar hasta finales del XIX. «Digamos que desde la invención de la imprenta hasta la llegada de la linotipia, no hubo cambios significativos pero en el XX lo hizo por completo. Los tipos móviles se han quedado como algo artesanal», justifica.

Si los moldes de letras son algo del pasado, con los estilos sucede algo parecido: «Hay tipografías que son eternas y hay otras que van y vienen, a modas». Entre las primeras figuran tipos universales como la Miller o la Times New Roman, «de prensa escocesa en cuya mancha aguantaban mucha tintada porque eran absorbentes». «Los tipos para pantalla tienen particularidades distintas a las de prensa» agrega. Y, entre los estilos que hacen furor, figuran la Comic Sans, «una letra que es fresca, divertida, para niños, pero que se utiliza para todo y que, francamente, no es para negocios», regala este consejo a modo de coda.  

ARCHIVADO EN: Barcelona, Logroño