Logroño, parada y fonda indispensable en el Camino de Santiago, es una ciudad que se degusta con los cinco sentidos. La capital riojana se ha convertido, por méritos propios, en uno de los destinos preferentes para los amantes del turismo enogastronómico.
La tradición vitivinícola de la capital de La Rioja se asienta en las ocho bodegas que, sin abandonar el entorno urbano, permiten empaparse, de primera mano, de una cultura milenaria que brinda a todos sus visitantes sus mejores caldos.
Con bodegas para todos los gustos -cavas centenarias a escasos metros del corazón de la ciudad, proyectos vanguardistas que llevan la firma de los mejores estudios de arquitectura, etc.- el potencial enogastronómico se descorcha de forma intensa en el casco histórico, punto de encuentro de logroñeses y de todo aquel que nos visita.
Este recorrido que despierta los sentidos dirige al visitante hacia el Centro de la Cultura del Rioja (C/. Mercaderes, 9). El Palacio de los Yanguas, del siglo XVI, es el mejor escaparate para presentar, a propios y extraños, todo el significado de Rioja. A escasos metros, el Calado de San Gregorio (C/. Ruavieja, 29) y Espacio Lagares (Ruavieja, 18) potencian este mensaje: Logroño respira tradición vitivinícola.
Sin despedirnos del centro, los sentidos nos encaminan al Mercado de SanBlas, obra ecléctica de Fermín Álamo que sembró la capital con sus construcciones modernistas. La Plaza de Abastos, que ha ganado en luminosidad y calidez, es la principal despensa de los logroñeses, de los habitantes de los pueblos del entorno y de los vecinos de las comunidades limítrofes. La 'Plaza' aúna calidad y proximidad, la que dispensan unos profesionales acostumbrados a ofrecer lo mejor de sí mismos a todo aquel que se acerca a la Calle Sagasta.
Y, rodeando este mercado casi centenario, los aromas y efluvios envuelven al paseante. No hay pérdida: beber y comer son cosas que en Logroño hay que hacer. Junto con la calle Portales, las archiconocidas Laurel y San Juan, con sus sugerentes propuestas gastronómicas (clásicas, vanguardistas, cien por cien riojanas, etc.), seducirán a un visitante que difícilmente podrá resistirse a la sugestiva oferta culinaria, tanto para comer de pie como para hacerlo en torno a un mantel, que degusta la capital de LaRioja.
Logroño con ñ. En el mes de octubre, la urbe riojana acogerá la IVSemana del Español, un acto que servirá para potenciar la industria del español, la lengua común de 500 millones de personas y cuyo primer testimonio escrito fue recogido en San Millán de la Cogolla, cuyos monasterios de Suso y Yuso son Patrimonio de la Humanidad. Logroño se escribe con 'ñ', una vírgula que sirve de seña a la ciudad y a toda la comunidad hispanohablante.