Denis Silva nació en Barcelona hace 42 años, se crió en Tarragona pero de donde se siente realmente es de Lumbreras, el pueblo de su padre, el lugar de su recreo y el destino que ha elegido para echar raíces este trashumante del fútbol que, desde hace casi tres años, ha tomado las riendas de la selección sub'23 de Emiratos Árabes Unidos. El lumbrereño tiene un gran reto por delante: clasificar a la selección sub'23 para los Juegos Olímpicos de París. El país, futbolísticamente hablando, tiene un desafío mayor: estar preparado para las próximas citas mundialistas(E.A.U. apoya a Arabia Saudí en la organización del Mundial 2034).
El seleccionador emiratí lleva toda la vida yendo y viniendo a Lumbreras aunque su entorno es multicultural. Su madre es francesa, pació en Cataluña, su mujer es norteamericana y sus hijos comparten nacionalidad estadounidense y española. Aunque creció «en la playa, al borde del mar», necesita la montaña de los Cameros. «Para mí representa la paz, la tranquilidad de la gente, una naturaleza desbordante», continúa. Pese a que su relación con Lumbreras es sólida, solo lamenta que sus obligaciones profesionales le hayan hecho perderse las fiestas de la Virgen de las Nieves: «En agosto toca trabajar. No hay manera de ir».
Profesor de Educación Física, sus primeros pasos fueron en el Nàstic aunque no tardó en destacar en el fútbol formativo del Atlético de Madrid. De ahí arribó a La Masía donde estuvo una decena de años. Cerrada la etapa blaugrana, se mudó a Dubái, la capital del mundo de los expatriados. En este hogar improvisado vive con su mujer, otra apasionada de La Rioja, y con sus hijos. Pero en cuanto sus obligaciones contractuales (dos o tres veces al año) se lo permiten se escapa a Barcelona«y de ahí alquilamos un coche para acercarnos a LaRioja». Al principio 'veraneaba' en casa de sus abuelos pero a medida que la familia se ampliaba «nos hicimos una casa».
«El fútbol no te da festivo», explica, «pero es cierto que al ser seleccionador y vivir en un país del tamaño de Emiratos es más fácil. Cualquier desplazamiento es mucho más cómodo. Lo único que este trabajo es como una montaña rusa. En diez días juegas tres partidos y sabes que si no los ganas, la exigencia será máxima . Es una zona del mundo en el que se vive mucho el ahora».
Si Dubái es el ejemplo máximo de la hiperglobalización, Lumbreras y por extensión LaRioja representa todo lo contrario.«La capital económica es Abu Dabi pero Dubái es donde se concentra prácticamente todo. A nivel de país es espectacular. Han pasado en 40 años de ser desierto a que todo el mundo quiera estar aquí», continúa. Pero las diferencias entre el estilo de vida camerano y el emiratí son notables: «LaRioja te da una vida fácil, tranquila que no es fácil encontrar en otro sitio. He vivido en ciudades que te exigen muchísimo», se lamenta.
De hecho, si algo añora de LaRioja es precisamente el ritmo moroso que se estila en nuestros pagos. «En Barcelona no era nada sencillo irte a cenar por ahí un jueves o un viernes. Cuando estoy en Lumbreras es habitual irnos a Logroño o a cualquier otro sitio», explica. «Es algo que echo de menos y una de las razones por las que siempre vuelvo y me encanta LaRioja. Mi mujer es de Oregón (Estados Unidos) y también está enamorada de Lumbreras», se emociona.