Poco o nada ha avanzado la investigación iniciada el pasado 27 de diciembre tras el hallazgo de un recién nacido muerto en las instalaciones del Ecoparque de La Rioja. El Instituto Armado centra sus primeros pasos en delimitar la ruta que siguió el camión que trasladó al recién nacido hasta la planta de gestión de residuos ubicada en el término municipal de Villamediana de Iregua. Una labor de elevada complejidad pero que permitiría estrechar el cerco geográfico de la investigación iniciada a finales del pasado año después de que los empleados de las instalaciones hallaran el cuerpo sin vida del bebé. De momento, no hay rastro, tal y como detallan fuentes próximas a la investigación. Y de hecho, se trata de una investigación de elevada complejidad que «va a ir muy lenta», entre otras cuestiones porque este análisis de rutas abarca a toda la geografía riojana.
Las primeras hipótesis apuntan a que la madre podría ser menor de edad o «de características étnicas especiales» o en situación de vulnerabilidad. En cualquier caso, no existen indicios que permitan confirmar absolutamente nada más allá de meras especulaciones.
Al mismo tiempo, se analizan también las cámaras que portan algunos camiones y que permite que un solo empleado proceda a la descarga de los camiones guiándose por una pantalla interior. Surge un nuevo contratiempo en este sentido ya que no todos los vehículos están provistos de la citada tecnología.
También cuenta el equipo de la Guardia Civil encargado de la investigación con los datos de ADN extraídos tanto del propio bebé como de los objetos que aparecieron próximos al cuerpo de donde también se podrían extraer huellas y restos de ADN que arrojen algún tipo de indicio a partir del cual tirar. Incluso, apuntan las mismas fuentes, se procederá a estudiar si el recién nacido apareció envuelto en algún tipo de ropa o protección.
No obstante, todo lo apuntado hasta ahora no constituye más allá que el modus operandi lógico en este tipo de casos. Sobre los avances de la investigación, poco o nada trasciende más allá de que será «lenta» y que, al menos hasta ayer, no existía rastro alguno al que agarrarse.
Incluso permanece sobre la mesa de los investigadores si el recién nacido fue hallado en una parte inferior o superior lo que, a su vez, permitiría delimitar si fue arrojado a un contenedor al principio o al final de una de las múltiples rutas de recogida de residuos urbanos. Delimitar el cerco abriría también la posibilidad de solicitar autorización judicial para acceder a cámaras de seguridad próximas de bancos o establecimientos en general.
Cruzar datos. Con todo, el cerco geográfico de la zona en la que el bebé pudo ser arrojado a un contenedor o depositado directamente en un camión esquivando la atención de los empleados, se presenta clave para avanzar en la investigación. En el caso de lograr delimitar un hipotético radio de acción geográfico, se procedería a cruzar los datos geográficos con los historiales médicos de embarazadas.
Un extremo, en estos momentos complicado, que tampoco garantizaría la identificación de la madre. Incluso logrando descifrar sus datos personales, habría que proceder posteriormente a su localización. Las mismas fuentes que trasladan los pasos habituales de estas investigaciones, admiten que en este tipo de casos la madre o los padres suelen «marcharse lejos» del punto de donde se deshicieron del recién nacido que incluso portaba aún el cordón umbilical.