A pesar de que el informe de la Fundación CyD resalta que la mayor cualificación facilita la ocupación y resta oportunidades al desempleo, no esconde que oferta y demanda están desajustadas. Apunta que las nuevas altas de ofertas de empleo de alta cualificación en el Servicio Público de Empleo (SEPE) disminuyeron un 4,6% en 2023, mientras que la demanda aumentó ligeramente, un 1%.
Es por ello que existe una importante descompensación entre la cualificación y el puesto desempeñado, una discrepancia que refleja un problema estructural del mercado laboral español, y que se traduce que el 29,3% de los contratos firmados por graduados universitarios en 2023 se clasificaban en grupos de baja cualificación, un porcentaje que, no obstante, muestra una disminución interanual de 2,5 puntos y es la cifra más baja de los últimos 13 años. La Rioja es una de las comunidades más privilegiadas en este aspecto, ya que es la segunda donde el desajuste es menor -solo superior a Extremadura e inferior a un 95 en una escala de 100-; Navarra, Castilla y León y Canarias también están bien posicionadas y muestran un índice en el entorno del 95. En el otro extremo, seis regiones muestran un desajuste superior al del promedio nacional, que es de 101,05: Andalucía, Madrid, País Vasco, Galicia, la Comunidad Valenciana y Murcia.
Sin perjuicio de estos emplazamientos, el estudio realiza una comparativa respecto a las conclusiones del informe 2022 y señala que nueve comunidades han aumentado este desajuste, con La Rioja, Baleares, Extremadura, Navarra con los incrementos más significativos. Hay otras ocho que han reducido la brecha, y son Castilla y León y Canarias las que presentan los mayores niveles de mejora. Además, y por segundo año consecutivo, la sobrecualificación fue mayor para las mujeres (30,2%) que para los hombres (28,1%), aunque con cifras muy similares.