El finalista inesperado

Diego Izco (SPC)
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El Inter, único superviviente del 'grupo de la muerte' (arrancó junto a Barça y Bayern), un equipo diseñado por Simone Inzaghi desde una línea de tres centrales, un esfuerzo colectivo inmenso y un físico brutal

Trece años después de su última final, el cuadro ‘nerazzurro’ estará en Estambul el próximo 10 de junio. - Foto: Matteo Bazzi (EFE)

Dos fechas necesarias para entender la presencia del Internazionale en la final de la Liga de Campeones. La primera, un 25 de agosto de 2022, en la que el sorteo cuela en el mismo grupo (el C) a Bayern, Barça e Inter, y Xavi Hernández, mitad agorero, mitad victimista, pronuncia aquello de «es el grupo más complicado en muchos años». La segunda, estreno de la Champions 22/23, un 7 de septiembre de 2002, en que los alemanes arrasan en el Giuseppe Meazza: 0-2 en el marcador, con apenas ocho disparos locales y 22 visitantes.

Ocho meses después, ha destrozado los pronósticos. El finalista que nadie esperaba anestesió al Barcelona en la fase de grupos (1-0 en Milán y 3-3 en el Camp Nou) y tuvo un viaje amable por la 'fase del KO': italiano hasta la náusea en octavos ante un Oporto superior (1-0 en casa y 0-0 en Portugal), autoritario en cuartos ante la presumible revelación del campeonato (0-2 al Benfica en Lisboa, 3-3 en Italia) e inaccesible para sus vecinos de la ciudad en semifinales: 0-2 en la ida, 1-0 en la vuelta. Trece años después de robarle el corazón al Bayern en la final del Santiago Bernabéu, 58 después de consumar el histórico doblete (64 y 65) en la Copa de Europa ante Real Madrid y Benfica, el cuadro 'nerazzurro' buscará su cuarto título en su séptima final. 

Como si Simone Inzaghi lo hubiese planeado todo para un esprint final apoteósico, acumula siete victorias consecutivas desde mediados de abril: cinco triunfos en la Serie A, uno sobre la Juventus (1-0) para meterse en la final de la Copa y los dos de semifinales ante su vecino.   

El dibujo

La base del éxito está en el dibujo del menor de los Inzaghi (su hermano Filippo entrena a la Reggina). Su única experiencia había sido la zona media-alta a los mandos de la Lazio y le presentaban un 'caramelo explosivo' en las manos: la presumible mejor plantilla de Italia, la que acababa de ser campeona de la mano de Antonio Conte (despedido por desavenencias en la planificación de la 21/22). Junto a Simone llegaron futbolistas como Dumfries, Darmian, Dzeko o Çalhanoglu. Jugadores de perfil medio o directamente, al menos en apariencia, de vuelta de todo. Y al año siguiente, a coste cero, otras dos piezas fundamentales en su libreta: Onana y Mkhitaryan… además del regreso de la 'bestia' Lukaku, incapaz de demostrar en el Chelsea una décima parte del poderío exhibido en Milán. 

Ese dibujo es el de un equipo inmensamente solidario, con tres centrales, 'prieto' en todas sus líneas, de enorme envergadura (cinco titulares rozan o superan los 190 centímetros), que defiende en bloque sin apenas fisuras y que las pocas ocasiones en que se permite alegrías, ataca en manada. 

La línea de tres, sin el concurso de Skriniar o De Vrij, es plenamente italiana… con todo lo que ello significa. El Bastoni-Acerbi-Darmian (reconvertido de lateral a central de urgencia) funciona como aquel Chiellini-Bonucci-Barzagli que recitaban los forofos de la Juventus (y de la 'Azzurra') de memoria. Apenas hay fisuras en una zaga en la que los dos veteranos (Acerbi ya cuenta 35 abriles, Darmian 33) sirven de soporte de crecimiento para Alessandro Bastoni, uno de los mejores centrales jóvenes (24) del planeta. No es difícil ver a uno de ellos incorporarse al ataque mientras los otros dos, escrupulosamente, guardan 'la casa'. 

En ataque

Y a pesar del corte eminentemente defensivo del Inter, todo lo que sucede a partir de esa línea de defensores huele a ataque. Inzaghi tiene a dos interiores natos como Dumfries y Gosens (ahora superado por Dimarco en la izquierda) ejerciendo de carrileros; y en la línea de creación, no hay ningún 'stopper' puro o pivote descaradamente defensivo. Han superado en jerarquía al 'comandante' Brozovic la incansable categoría del armenio Mkhitaryan, la visión (y toque magistral, rey del balón parado) del turco Çanaloglu y, sobre todo, el 'todocampismo' del futbolista más valorado de Italia, Nicolo Barella, cuyo valor de mercado se dispara hasta los 70 millones de euros. 

El Inter apenas presenta cuatro atacantes en nómina. Le sobra. La dupla titular, hoy por hoy, está formada por la exuberancia ingobernable de Lautaro Martínez (25 años) y el oficio eterno de Edin Dzeko (37), que le ha arrebatado el puesto de 'hombre boya' a Romelu Lukaku.  El 'Tucu' Correa, otro argentino al servicio de la causa, cierra la lista de 'hombres-gol' de Inzaghi.