El cielo no se toma por consenso: se toma por asalto». Esta frase, de tono mesiánico y tintes revolucionarios, pronunciada por Pablo Iglesias en 18 de octubre de 2014 en el congreso fundacional de Podemos, definía la esencia de una formación que ha marcado la vida política española en la última década. El joven profesor, curtido en el activismo callejero y en los platós de televisión, había protagonizado un ascenso irresistible gracias a su carisma, que le había servido para capitalizar el descontento mostrado en las calles en aquellos días del 15-M y encauzar la energía de los 'indignados' hacia las instituciones con un partido que hoy cumple 10 años.
La Rioja no fue una excepción y el 13 de marzo de 2014, Podemos presentaba en Logroño el 'Círculo de La Rioja', con 400 colaboradores y el llamamiento a «toda la ciudadanía» a elaborar candidaturas para las elecciones europeas que, con la foto de Iglesias en la papeleta, supusieron la plataforma de despegue para la formación.
«El comienzo fue una explosión de ilusión», recuerda Germán Cantabrana, exportavoz parlamentario, que destaca la «gran participación social» ante el hastío y «desmoralización» de los ciudadanos por el entorno político. Destaca como puntales la política de «sentido común», sobrepasando el eje derecha-izquierda y «escuchando a ciudadanía», un trabajo organizado de manera asamblearia que deparó un «bombazo» en las europeas, en las que Podemos obtuvo cinco diputados. Este resultado confirmó la viabilidad del partido y arranca la organización orgánica de la formación.
Cantabrana se convierte, a finales de diciembre, en el primer secretario general del Círculo de Logroño y en abril opta a la secretaria general regional, elección que gana Raúl Ausejo, y que es anulada con acusaciones de fraude electoral. Arranca el hilo que enmarañará una madeja que no logrará desenredarse jamás. Yeso a pesar de los grandes resultados que ha logrado la formación, que en mayo de 2015 consiguió cuatro diputados en las autonómicas, «que nos daban para haber constituido gobierno con el PSOE, pero Ciudadanos decidió apoyar al PP».
Fue una legislatura de desencuentros en el grupo parlamentario y enfrentada a la dirección, aunque, según Cantabrana, «sacamos muchísimo trabajo; fuimos el grupo que más iniciativas presentó», tras un periodo inicial -reconoce- de aprendizaje.
Esas tensiones «acabaron con Podemos, que se convirtió en un partido clásico, con constantes guerras internas y agresiones, incluso físicas», relata el exdiputado, que entiende que sus señas de identidad, «atender y defender a la ciudadanía» se diluyeron.
Estos conflictos no se suavizaron con la elección a dedo de Raquel Romero para encabezar la lista autonómica de 2019, a la que confluyeron en coalición con IU, y que depara dos diputadas.
Un proceso negociados esperpéntico durante el verano concluye con Romero como consejera, «un torpedo, lo peor que le pudo pasar a Podemos». Cuatro años después, en las elecciones de mayo de 2023, con Romero ya fuera, la coalición ha repetido resultado, aunque su diputado, Raúl Pérez, dejó el escaño en octubre, un asiento que ha ocupado Carlos Ollero, de IU, de tal manera que Podemos deja de tener presencia en el Parlamento. Arantxa Carrero, coordinadora de la formación desde 2020, destaca que «salvaron los muebles», al seguir manteniendo sus dos diputados, «a pesar de todo lo que ocurrió con Raquel Romero».
Reconstrucción. A pesar de la situación que atraviesa la formación -con cinco diputados en el Congreso-, mantiene «las mismas ganas de siempre», una vez superados «los momentos difíciles» que atravesó la pasada legislatura. Explica que la formación se encuentra eligiendo los consejos de coordinación autonómicos, un proceso que estima que se desarrollará en La Rioja en primavera. «Estamos en un proceso de reconstrucción, y aquí seguimos a la espera de la elección de nuestro consejo ciudadano», señala Carrero, que no ha decidido si se presentará a la reelección en espera de «ver cómo se desarrollan las cosas, quienes se van postulando y qué me pide la dirección estatal».
La coordinadora, «orgullosa» de estar en Podemos, rechaza de plano que el partido esté en franca decadencia, afirmación que sustenta en que son la formación con mayor número de inscritos y sus importantes aportaciones a Sumar «para que la derecha y la ultraderecha» no entren en el Gobierno de España. «Aunque una cosa es ir juntos y otra que se nos quiera invisibilizar y no poder hacer la política, lo que nos ha obligado a ir al grupo mixto, porque no somos convidados de piedra» resalta la coordinadora morada, que mantiene la fe. «Podemos sigue aquí, la ilusión de los inscritos permanece intacta», afirma.
En el otro extremo se sitúa Cantabrana, que vaticina que la formación que un día tanto revuelo generó se encamina a la desaparición y, con suerte, a una presencia residual en el Parlamento.