Hoy vamos hablar como no puede ser de otra manera de la vendimia en verde (VV). El viernes día 22 del corriente se publicó la norma y las pautas o criterios técnicos que se van a seguir para su aplicación y desarrollo. Pero aquí no estamos para hablar de si dichos criterios técnicos están bien definidos o no. Asaja sabrá...¡ perdón!, el Gobierno. Aquí estamos para analizar la medida en sí, su calado, su longitud en año actual o años venideros; un saludo al resto de sectores agrícolas e industriales de toda La Rioja.

Como me harto de decir en todos los foros en los que me es posible expresar mi opinión, no tenemos un problema puntual o un diente de sierra que dicen los entendidos. Lo que tenemos es un problema estructural llamado caída y modificación de hábitos de consumo, que requiere medidas estructurales a corto, medio y largo plazo. Y la VV no es una medida estructural, es una medida puntual que va a aliviar un poco el escozor pero que ni de lejos va a curar la herida que, por cierto, lejos de mejorar empeora con una vendimia a seis meses vista. La medida se saca adelante con el beneplácito del sector primario, lo que demuestra su desnorte, dado que las medidas necesarias además de esta, deben ser de calado infinitamente mayor y requieren el esfuerzo y aportación de todos (agro, bodegas, CR y gobierno). Y como no se están tomando medidas, terminaremos en el arranque, que ni va ser de ronda barata, ni del gusto de nadie.

Llegados a este punto, la pregunta es cuánto se va alargar esta medida en los años venideros y si es de verdad una solución real o un parche que relaje los ánimos ya de por sí crispados. Y lo que es más importante, si esta medida como antes he dicho es justa con otros sectores agrícolas y como no, con nuestro tejido industrial; que en todas las casas cuecen habas. Por último, y pido disculpas por ser repetitivo, sólo un acuerdo global de agro, bodegas, CR y gobiernos nos va sacar de este marrón. Esto y una batería de soluciones que amolden a esta gran Denominación a los nuevos tiempos, sin olvidar nunca de dónde venimos.