Los aranceles, un revulsivo para el Gobierno

Pilar Cernuda
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En un momento de horas bajas para Sánchez y su Ejecutivo, asediados por la corrupción, las medidas del norteamericano pueden servirle al socialista para intentar una remontada

Los aranceles, un revulsivo para el Gobierno - Foto: KENT NISHIMURA / POOL

Pedro Sánchez fue el más espabilado, ha sabido anticiparse con un plan de ayudas que anunció acto seguido a conocerse los detalles de las medidas arancelarias de Trump. Pudo aparecer con un lema que ocupaba el fondo de la imagen presidencial Compra lo tuyo, defiende lo nuestro, con un discurso redactado por el gabinete de Moncloa, y el revuls colocado a derecha e izquierda del presidente para que no se advirtiera que leía un texto.

El socialista actuó con la máxima diligencia en cuanto se conoció el día y la hora que Trump anunciaría desde la Rosaleda de la Casa Blanca los detalles de su política arancelaria. Un escenario que cambia el comercio mundial, que supone un revulsivo para países grandes y pequeños, poderosos e irrelevantes. 

El mandatario español quería aparecer cuanto antes para transmitir que tenía todo bajo control, que el Gobierno podía hacer frente al desafío a pesar de que no atraviesa su mejor momento. Se le nota el desánimo en el rostro, los sondeos le mantienen sus escaños pero es gracias a los votos que pertenecían a Sumar. La corrupción asedia a Sánchez y al Ejecutivo y, en esta época de intranquilidad ante un Trump que es un sinsentido, es probable que piense que es buen momento para intentar una remontada.

Es tan crítica la situación política que sufre que, desde Moncloa, apuntan que les están llegando ecos de que Yolanda Díaz quiere ofrecer al PSOE no presentarse en una serie de provincias para favorecer así a los socialistas y, a cambio, exigir que acepten la incorporación de miembros de Sumar en las listas socialistas como independientes. 

Regreso de Puigdemont

A Sánchez, más que Sumar le preocupa Junts. Entre otras razones, porque Díaz nunca apoyará al PP pero, en cambio, Junts, un partido conservador, de derechas, sí podría hacerlo siempre que Feijóo les garantizase que no buscaría el apoyo de Vox. 

Puigdemont, líder indiscutible de Junts, se siente más maltratado por el PSOE a medida que avanza el calendario. Fue él quien exigió una amnistía y Ferraz accedió, y cree que Sánchez está obligado a que se cumpla en todos sus términos. Es decir, que se mueva para que el Constitucional aprueba la aplicación de la amnistía y regresar a Cataluña. 

Por otra parte, el PSOE tiene la certeza de que Junts mantiene contacto con el PP, no entre los máximos dirigentes, pero sí a través de personas de confianza de Feijóo y de Puigdemont. Además, sabe que el PNV es un partido acomodaticio, lo ha sido siempre, y si ve que Núñez Feijóo puede alcanzar la Moncloa, no dudaría en prestarle apoyo. 

Asimismo, en la situación actual, con un Trump que obliga a tomar decisiones importantes en el campo comercial, sin dejar de lado ni por un momento su exigencia de que España incremente sensiblemente su presupuesto de Defensa, Junts está más cerca del PP que de la posición del Gobierno de intentar trampear para que la OTAN, la UE y EEUU acepten las cuentas del Ejecutivo nacional, que pretende pasar por gastos de seguridad partidas que corresponden a otros conceptos.

Lo que nos espera 

El puñetazo en el tablero que ha dado Trump llega con Sánchez en una situación delicada. Ha emprendido, además, un viaje a China y Vietnam -donde se reunirá con Xi Jinping-, dos países que han sido de los más castigados en la fijación de los aranceles.

Lo más significativo de esa visita de cara a España, y con seguridad que Estados Unidos es consciente de ello, es que está impulsado por Zapatero, un hombre que se ha convertido en la persona que más influye en el jefe del Gobierno español, y que hoy es una figura controvertida por sus alianzas con Venezuela, China y los países latinoamericanos que forman parte del Grupo de Puebla, donde no participan precisamente los más democráticos. 

Se trata de una iniciativa que aleja a España de las líneas de actuación de la Unión Europea, cuando en días de incertidumbre y de acoso económico, la salida más inteligente sería situarse firme en la eurozona.

En el centro derecha, la crisis de los aranceles la vive el PP dando más fuerza a lo que defiende Feijóo desde que se hizo cargo del partido: es necesario, obligado incluso, mantener un diálogo fluido entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. Siempre debe ser así para acordar políticas de Estado que no siempre asumen partidos minoritarios, ni tampoco los extremistas, de derecha y de izquierdas. Debe haber acuerdos entre PP y PSOE ante la situación de crispación política que vive España. Más aún cuando el panorama internacional está convulsionado por las decisiones de Trump y Europa vive una guerra que no se sabe cómo y cuándo terminará.

Feijóo siempre clamó por el contacto habitual entre jefe de Gobierno y líder de la oposición, pero Sánchez no solo no lo ha querido sino que no ha dudado en promover un cordón sanitario utilizando como argumento la cercanía del PP con Vox. 

Sin embargo, ahora, el Gobierno ha cambiado de estrategia con un acercamiento al PP para abordar problemas como los altos gravámenes de EEUU y el gasto en Defensa, al no contar con sus socios. 

Sánchez ha encargado al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que estableciera contactos con otros partidos y, de hecho, ya se ha producido uno con el PP. Pero solo puede ser preparatorio para una reunión entre Sánchez y Feijóo a pesar de que apenas se saludan en actos oficiales. 

Una situación absolutamente anómala que, tras la crisis que supone para la sociedad española el incremento de aranceles, con subida de precios en todos los sectores, sobre todo en el agroalimentario, energético y del motor. Las decisiones que se van a tomar deben estar respaldadas al menos por el principal grupo de la oposición.

Un partido que lleva mucho tiempo alejado de Vox en su alcance nacional. Con un Feijóo que no pierde oportunidad de marcar distancias con Abascal e, incluso, lanzarle dardos por sus posiciones ultras, su apoyo a Trump y también a un personaje como el presidente húngaro Orban, que supone situarse cerca de Putin.

Aparcar diferencias

Donald Trump ha metido una cuña en la política española. Sánchez y Feijóo no tienen la responsabilidad -sobre todo el presidente- de dejar de lado sus diferencias y comprometerse los dos a trabajar para impedir que la política arancelaria americana destroce el tejido empresarial nacional, el sector agrícola y ganadero, afecte a las inversiones y empobrezca a un alto porcentaje de españoles, imposibilitados de hacer frente al incremento de gastos a todos los niveles y la pérdida de empleo.