El pasado 19 de marzo, en su visita a la treintena de empresas riojanas que participaban en la Feria Alimentaria, el presidente del Gobierno, Gonzalo Capellán, destacó la relevancia de un sector, también competitivo en el ámbito internacional, que supone cerca de 20% del PIB regional y el 15% del empleo, con 21.000 ocupados.

Los últimos datos publicados han confirmado las palabras del presidente y ratificado el liderazgo del sector agroalimentario, de una relevancia indiscutible en el conjunto de la economía riojana. Así, alimentación  ha supuesto el año pasado, con 1.474 millones, el 27% de las ventas industriales de la comunidad, reafirmando un innegable puesto de liderazgo, tras presentar un crecimiento de 76 millones respecto a 2022, y 240 millones sobre la facturación del año anterior, que fue de 1.232 millones.

Mejor comportamiento de ventas presentaron las bebidas, que ingresaron 856,5 millones, con un importante crecimiento de 110 millones, un 12%, sobre los 746 del ejercicio precedente, para despejar las sombras de 2022, cuando las ventas registraron un retroceso de 43 millones, alrededor de un 5% sobre los 789 de 2021. Supusieron el 15, 7 de las ventas de la industria regional y casi triplican las de la media nacional, del 3,3.

De esta manera, ambos ámbitos facturan cerca del 43% de las ventas industriales -24,6  en el país- en un buen año para las manufacturas riojanas, que alcanzaron una cifra de 5.442,5 millones, con una ligera subida de 74,3 millones, un 1,4%, y 665 millones, alrededor de 12% más que 2021, el mismo porcentaje que el que presenta alimentación.

Este solvente comportamiento en 2023, según pone de manifiesto la Encuesta Industrial Anual de Productos elaborada por el INE, contrasta con lo ocurrido en el conjunto español que, con un valor de ventas que alcanzó 552.378 millones de euros, apuntó descensos importantes es coquerías y refino de petróleo, del 20,9%, industria química, del 12,4 y productos de hierro y acero, del 11,9.

En el caso de La Rioja, el tercer sector por importancia, productos metálicos, que supone el 8,7, presenta también un descenso, algo menor, del 6,1, al registrar ventas por 471,5 millones frente a los 504 millones, del año precedente aunque con mejores cifra que los 444 millones que dos años antes. También registró un ligero descenso otro de los segmentos cruciales en el tejido productivo, particularmente en Rioja Baja, el calzado, que, con una participación del 6,8%, ha vendido dos millones menos que en 2022, hasta los 370,5 millones, aunque mantiene un buen resultado respecto al año precedente, cuando fueron 303, 4 millones.

Las subidas. Por lo demás, el resto de los epígrafes de la industria manufacturera riojana presentaron, en general, buena actuación y anotaron subidas. Tal es el caso del caucho y plástico, que alcanzó el 7,3%, con 394.7 millones tras una ligera alza interanual sobre los 388,4 del ejercicio precedente, pero notable respecto a los 315.5 de hace dos, subida que habrá que anotar al sector de componentes de automóvil.

Algo similar ha sucedido a los productos materiales no metálicos, que presentan una subida constante los tres últimos ejercicios, hasta los 165 millones del año pasado, y representar el 3% de las ventas industriales, exactamente igual que la química, que facturó 163 millones. Este ámbito, por contra, se recupera del retroceso experimentado, aunque sigue sin alcanzar los 196 millones de 2021.

Parecido proceder presenta el mueble que facturó 119,6 millones, sin llegar a un 1% más, y sigue sin alcanzar los 127 millones de 2021.

Los vehículos de motor, remolques y semirremolques señalan una evolución muy positiva y han crecido un 35% en dos ejercicios y un 15% interanual, hasta los 106,7 millones.

En conjunto, un 94,1% del valor industrial hay que atribuírselo a las manufacturas, que dibujan un panorama muy preciso de la economía riojana en cuanto a la distribución de su peso en el marco regional, que se subraya si se compara con el conjunto nacional. Alimentación, bebidas, productos metálicos, manufacturas de caucho y plástico, cuero y calzado, madera y corcho, mueble y textil, además de la producción de energía eléctrica, son epígrafes de mayor relevancia  en La Rioja que en el conjunto del país.

Ligera rebaja. En España as actividades que más contribuyeron al total de las ventas de productos de la industria manufacturera en 2023 fueron, al igual que en La Rioja,  la industria de la alimentación (con un 22,4%),vehículos de motor (11,8%) y coquerías y refino de petróleo (8,4%).

Los mayores aumentos de las ventas se dieron en vehículos de motor (14,8%), otro material de transporte (12,8%) e industria del tabaco (10,9%).

Los productos con mayor cifra de ventas en 2023 fueron el gasóleo, los vehículos de gasolina de cilindrada menor o igual que 1.500 cm3 y la gasolina sin plomo.

Entre los principales productos, los que registraron mayor incremento del valor de sus ventas fueron las bicicletas y ciclos sin motor (73,4%) y el aceite de oliva virgen sin refinar (52,4%). Por el contrario, los que registraron mayores descensos fueron el biofuel (-20,1%) y el queroseno (-15,0%).

Las comunidades con mayor peso en las ventas de productos de industria manufacturera en 2023 fueron Cataluña (21,7% del total), Andalucía (11,7%) y Comunidad Valenciana (10,7%). La Rioja significa el 0,9, dos décimas que el porcentaje del PIB regional en la economía general española.

La energía. Mención aparte merece la producción de energía eléctrica, gas y vapor que, ajena a las manufacturas,  apuntó un valor del 5,9% del total de la industria. Fueron 320 millones, marcando un descenso en picado desde los 586,1 millones de 2022, un 45, 9% menos, lo que no arrastró al conjunto del sector industrial

 De manera diferente, la excepcional subida entre 2021 y 2022, similar al descenso del siguiente ejercicio, compensó las caídas de otros sectores. Con cifras parecidas en 2023 y 2021 -fueron 326 millones- la evolución de este sector obedece al comportamiento de la central de ciclo combinado de Arrúbal, que se gestiona en función del intrincado escenario energético. En 2022, año en el que Rusia invadió Ucrania, el precio de las materias primas energéticas osciló notablemente, con importantes subidas.