Un local de lo más fino

Bruno Calleja Escalona
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La Villa de Madrid fue durante largo tiempo lugar ineludible para comprar artículos de seda y demás género textil. Su dueño viajaba a Madrid, Barcelona y París para estar a la última

Estampa costumbrista de varias personas junto a los nutridos escaparates de La Villa de Madrid. - Foto: Archivo de Taquio Uzqueda

El local en el que durante décadas se asentó el popular comercio textil La Villa de Madrid, en la calle Portales, espera una rehabilitación para otros usos que le permita recuperar el esplendor pasado.

El establecimiento fue fundado por un comerciante natural de Cabezón de Cameros, Valentín Tejada Jiménez, que lo abrió al público en septiembre de 1907 en el  local que antes ocupó una antigua camisería, a la que la prensa del momento se refiere como La 25000. La Villa de Madrid vendía todo género de seda, pasamanería, calcetines y bordados, entre otros. 

El diseño de la tienda se le atribuye al arquitecto Luis Barrón, aunque hay quien sostiene que tal vez fuera obra de Quintín Bello. En 1909, este comercio, junto a otros, participó en el Concurso Nacional de Industrias y Comercios. El 10 de diciembre de 1912 se autorizaron reformas en la fachada de la calle Sagasta. En esos años, La Villa de Madrid participó también en exhibiciones, tómbolas y concursos locales. El 21 de marzo de 1923, Valentín Tejada regresaba de una feria en Barcelona, donde adquirió productos que ofrecería a la clientela de sus dos tiendas, La Villa de Madrid y El Nuevo Mundo. Al año siguiente, realizó una gira por Madrid, Barcelona y París. El 10 de abril de 1926 se publica una noticia en la que se señala que un joven había tenido un accidente con un carro de mano, el cual se estrelló contra el escaparate de este comercio, el cual, por suerte, contaba con seguro. 

A lo lardo de estos años, abundan los anuncios de ventas de vestidos para señoras y otros bienes que pueden adquirirse en este establecimiento, convirtiéndose pronto en un lugar de referencia para locales y foráneos. En noviembre de 1937, falleció su fundador, Valentín Tejada Jiménez, a los 57 años de edad. Su muerte fue muy sentida entre la población de Logroño, pues en esos momentos la tienda gozaba de un importante número de clientes. 

Pese a este revés, el comercio siguió en funcionamiento aunque en otras manos. Pese al cambio, siguió participando en muy diferentes actos sociales, como colectas para fiestas, concursos y campañas sociales, además, también seguirá publicitando sus más destacados productos. 

En 2015, cerró definitivamente sus puertas, quedando el local a la espera de un nuevo futuro.