Las agresiones a los profesionales sanitarios son una realidad y cada año no dejan de sucederse. Este hecho lo conocen bien los médicos, enfermeras, técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAES) y el resto de trabajadores del Servicio Riojano de Salud (SERIS).
Los datos proporcionados por el SERIS muestran que en estos primeros seis meses del año, los profesionales sanitarios han registrado un total de 72 incidentes con pacientes y familiares. Si se compara con el 2023, se puede observar que ese año hubo 103 agresiones que afectaron a 126 profesionales. En 2022 hubo 90 incidentes y en 2021 se produjeron 54 pero fue un año con covid-19.
Los profesionales que sufren más agresiones son los facultativos y las TCAES por igual, con un 33,3% respectivamente. Las enfermeras son las terceras que más incidentes registran con un 30% de los casos.
El motivo de esto es que los pacientes tienen más interacción con el facultativo en los centros de salud y en consultas externas. En el hospital, los usuarios tienen mucho contacto con las enfermeras y TCAES, ya que «visitan en un mayor número de ocasiones la consulta de una persona ingresada», indica el psicólogo del SERIS, José Luis Jalón.
Otro dato estadístico es que el 72,3% de las agresiones se producen en Atención Hospitalaria, mientras que el 27,7% se dan en Atención Primaria y Extrahospitalaria. «Los incidentes han aumentado un 5% en Atención hospitalaria mientras que han descendido un 5% en Atención Primaria y extrahospitalaria, con respecto a otros años», apunta.
Advierte que La Rioja es una comunidad pequeña por lo que el número de incidentes total es menor que en la comunidad de Madrid. «Esto hace que si se producen cinco o seis incidentes de la misma persona o familia descuadra la media», indica.
Si se hace una división por servicios, los que más agresiones registran son consultas externas con un 41,3% y urgencias con un 29%.
Los datos también muestran que el 86% de los incidentes ha sido sobre el personal femenino y el 14% sobre el masculino. «La mujer sufre más violencia en el ámbito sanitario pero porque el 80% de las sanitarios son mujeres», apunta.
Otro aspecto que tiene en cuenta la estadística es la edad de los agredidos. «Se sabe que el 37,5% de los hechos se produce en profesionales menores de 35 años, mientras que el grueso de los agredidos ronda se sitúan entre los 25 y los 50 años con un 43.5%», señala.
Las agresiones a los profesionales pueden ser de dos tipos; físicas o verbales. Jalón detalla que el 80% de las agresiones que sufren los profesionales sanitarios son verbales, y el 20% restante son físicas.
Explica que los motivos por los que se suelen producir estas agresiones verbales y físicas tienen que ver con las demandas del usuario. «El paciente empieza a increpar al personal y a demandar muy probablemente porque el doctor Google se ha convertido en nuestro medico de familia e instructor de medicina particular».
Los usuarios, lamenta, tienen cada vez más una mayor sensación de «falso control» de los procedimientos médicos, «lo que hace que discutan con el facultativo y le demandan una serie de pruebas o medicamentos. Cuando este les dice que no, por la propia frustración, tienen una respuesta agresiva», critica este psicólogo.
Protocolo. José Luis Jalón explica que el SERIS cuenta con un protocolo de actuación cuando se producen este tipo de agresiones. Informa que la notificación de lo sucedido llega al servicio de prevención de riesgos laborales donde lo recibe el psicólogo y este se pone en contacto con ese profesional porque «lo primero que interesa es que ese profesional esté bien como persona y se observa si su salud no se ha visto comprometida».
El siguiente paso, indica, es acudir a la dirección y a los servicios jurídicos. «Estos asesoran a esa persona en el caso de que exista la posibilidad de una denuncia y en otros casos, se hace una carta de reprobación al paciente», detalla.
El SERIS también cuenta con otros mecanismos para proteger a los sanitarios. Incide en que todos los sanitarios deben tener unos «buenos» conocimientos técnicos sobre su campo de actuación e igualmente sobre habilidades terapéuticas, por ello, «se colabora con la Policía Nacional donde nos enseñan los distintos niveles en la escalada de agresividad de una persona».
Indica que el segundo eje sobre el que se debe pivotar esta protección es la gestión de la información. «La información debe servir para hacer proyecciones futuras de donde se debe mejorar y si se está produciendo un aumento de agresiones en un determinado servicio», comenta.
Pese a todo, Jalón asegura que los profesionales sanitarios del Servicio Riojano de Salud está protegidos ante estas agresiones, ya que «existen múltiples medidas para disminuir la posibilidad de una agresión pero el riesgo cero no va a existir nunca», advierte.