Está muy feo comparar, es algo que se interioriza de chicos pero es un vicio en el que, la mayoría de las veces, es imposible no caer. Toda comparación es odiosa y la tozuda realidad demuestra que los números de Natxo González no se sostienen.
El técnico encadenó el domingo su octava jornada sin conocer la victoria en una singladura cuyo jalón más importante fue la eliminación, en la tanda de penaltis, de todo un Segunda como el Albacete.
Ese partido, celebrado el pasado 20 de diciembre, así como la recompensa que trajo a modo de eliminatoria con la Real el 4 de enero, quedan en el olvido después de que el conjunto logroñés acumule 990 minutos sin ganar en la competición doméstica. De este terrible dato, la sequía de los últimos 720 minutos es exclusivamente atribuible al preparador vitoriano que, en su puesta de largo, se ganó al aficionado hablando de ascenso pero al que los resultados, semana tras semanas, le devuelven a la realidad.
Seis puntos, fruto de seis igualadas, y dos derrotas es su balance hasta la fecha. Los brotes verdes que pudo haber se han relativizado a tenor de la penuria clasificatoria del equipo. Heredó una plantilla en décima posición que, seis empates y dos derrotas después, se encuentra en la 18ª posición.
Si es justo reconocerle que su UDLha mejorado su comportamiento defensivo, hasta el punto que los riojanos acumulan 266 minutos sin encajar (prácticamente tres partidos seguidos pues el BarçaAtlètic se adelantó en el marcador en el 4), lo cierto es que desde que Jorge Martínez-Losa empatara con el filial blaugrana, los logroñeses no han vuelto a anotar. Han transcurrido 221 minutos de esa hazaña y, está claro, que sin anotar nadie es capaz de sumar de tres en tres.
Si todo apunta a que el crédito del técnico alavés se puede agotar este domingo (Lezama, 12 horas) contra el Athletic B, en la final de las finales, la verdad es que el preparador vitoriano no ha conseguido mejor los números de Albert Aguilà, señalado, injustamente, como el principal responsable de la errática temporada 22-23 de la UDL.
La estadística del ilerdense, sin ser sobresaliente, ha sido mejor que la de Natxo González, tanto este curso como en el anterior.
El técnico se sentó en el banquillo logroñés en ocho ocasiones en la temporada 21-22 (siete encuentros de liga y uno de 'play off'). Ganó cuatro partidos (Tudelano, Zamora, Badajoz y Cultural Leonesa) y perdió otros cuatro (Racing,Ferrol y Deportivo, en liga, más la eliminación con el Villarreal B en la fase de ascenso). Es decir, hizo 12 de 21 o de 24, según se quiera mirar. En cuanto al balance ofensivo, su equipo anotó 12 tantos, encajando 14, el doble de los recibidos en la era Natxo González.
Si desagregamos el partido con el Villarreal B y lo sustituimos por el primer partido liguero de este curso en Tarragona (2-2), su estadística mejora: 13 puntos de 24 y un balance equilibrado de 13-13 en el aspecto anotador.
Aguilà se despidió de la UDLcon el equipo en décima posición con 15 puntos (14 goles a favor y doce en contra), a cuatro del 'play off' pero con solo dos de ventaja sobre el descenso.
Es tal el desconcierto que invade a los seguidores riojanos que, durante el transcurso de su 'final' con el Atlético Baleares, se escucharon cánticos a favor de Mere Hermoso, destituido el pasado 4 de abril, con la UDL empatado a puntos (50) con el quinto clasificado.
El portuense dirigió a la UDLdurante treinta jornadas. En las ocho primeras, el equipo del preparador gaditano era sexto clasificado con 14 unidades (cuatro victorias, dos empates y dos derrotas), con diez tantos festejados y seis encajados.
Son tan paradójicos y son tan socarrones los gritos a favor de Mere Hermoso que el Fuenlabrada, el equipo al que dirige actualmente, ocupa la 16ª plaza del Grupo 1 con 22 puntos tras sumar uno de doce posibles.