Todos derrochan carisma, pero... ¿Cuál es su favorito?

Agencias
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Mortadelo y Filemón, agentes quijotescos al servicio de la carcajada

Se podrá poner la distancia que se quiera, pero pocos objetarán que Mortadelo y Filemón son dos de los personajes de ficción más conocidos del mundo hispano, fama que puede equipararse a la de los universales Don Quijote y Sancho Panza y quienes, con su aire quijotesco y sus esperpénticas misiones, han traspasado fronteras al servicio de las carcajadas. Al igual que los personajes cervantinos, luchan contra las injusticias y contra villanos que pretenden el provecho propio, menoscabando el interés social, y en ambos casos sus combates suelen acabar con mal pie debido a su poca destreza o a infortunios sobrevenidos que trastocan sus planes, pero que también reflejan, desde la exageración humorística, los anhelos, temores, vicios y virtudes de la sociedad.
Y aunque en virtud de su naturaleza ficticia, los personajes no envejecen con los años, sí han evolucionado desde su primera aparición en una historieta, en un ya lejano 20 de enero de 1958, en el número 1394 de la revista infantil Pulgarcito. Bajo el título Mortadelo y Filemón, agencia de información, tenían entonces un aire británico, con bombín y paraguas, Mortadelo, y sombrero y pipa, Filemón, a semejanza de Sherlock Holmes y el Doctor Watson. Las primeras historietas eran en blanco y negro, de una sola página, y los dibujos eran mucho más esquemáticos que los que Ibáñez haría en años posteriores, aunque desde un principio Mortadelo ya hacía gala de su habilidad para disfrazarse de cualquier persona, animal o cosa al instante.
Seguramente, Francisco Ibáñez podría presumir de varios récords de la mano de esta sagaz y divertida pareja, pero sin duda el de haber dibujado el mismo autor unos personajes tan conocidos durante más de 65 años será prácticamente imposible de superar. 

La familia Trapisonda

La familia Trapisonda, un grupito que es la monda (1958-1968) debutó en la revista Pulgarcito en el número 1.418. Es una serie sobre una familia de clase baja y su animal de compañía, cuyas desventuras suceden habitualmente en el hogar, un tercer piso de un bloque de una gran ciudad, que podría tener paralelismos con familias similares de la escuela Bruguera como la familia Cebolleta de Manolo Vázquez.
Sus protagonistas son Pancracio, un oficinista, bombero en las primeras entregas, calvo y con bigote; su esposa Leonor, ama de casa; su travieso hijo Felipín; y su estudioso y empollón sobrino Sabihondín; así como una criada, Robustiana, emigrada del pueblo, que desapareció al poco tiempo.

13, Rue del Percebe

Se trataba de una macroviñeta que ocupaba toda la página en la que Ibáñez destilaba su hilarante humor a partir de los ocupantes de los apartamentos y las tiendas de un edificio.
En la planta baja se sitúan el Colmado de don Senén, un tendero pícaro; la portería, ocupada por una mujer con moño, chal y escoba; el ascensor y la alcantarilla, donde vive Doroteo Hurón.
En la primera planta se encuentran un veterinario y la dueña de una pensión abarrotada; y en la segunda viven una anciana, siempre acompañada de mascotas, y un inquilino cambiante desde el inicial científico loco. El ladrón Ceferino Raffles y una mujer con sus tres hijos pequeños son los ocupantes de la tercera planta, y en la azotea un pintor siempre perseguido por sus acreedores.

El botones Sacarino

El protagonista de estas viñetas, que Francisco Ibáñez llevó al papel entre 1963 y 1982, es Sacarino, botones del periódico El aullido vespertino, que posteriormente pasó a serlo del DDT. 
Sus escaqueos en el trabajo o sus juegos provocan los enfados del director de ediciones, el dire, o el presidente, gerente de la empresa editora, al que denomina el presi.
Los especialistas han visto paralelismos en Sacarino con el personaje francobelga Gaston Lagaffe o Tomás el Gafe -como se conoció en España- de André Franquin, y con el atuendo de Spirou.
Ibáñez dejó de dibujar a este personaje a principios de los 80, por lo que el resto de Sacarinos los hizo un equipo de Bruguera, es decir, son apócrifos, al igual que muchos mortadelos.

Rompetechos

El personaje de Rompetechos apareció por primera vez en la revista Tío Vivo de Bruguera en el año 1964.
El protagonista, el preferido de Ibáñez, según dijo en numerosas ocasiones, era un hombre bajito con miopía, como su propio autor, algo que provocaba toda clase de equívocos y situaciones cómicas.
Si bien es un personaje alegre -además de bajito y cabezón-  conforme la gente se burla de él debido a sus confusiones se va poco a poco enfadando hasta estallar al final de cada capitulo.

Pepe Gotera y Otilio

Estos dos chapuzas a domicilio (1966-1970, 1985) debutaron en el número 260 de la revista Tío Vivo en 1966. Los personajes principales son Pepe Gotera, el capataz, de poco ensuciarse y siempre con bombín rojo y bigote a lo Groucho Marx; y Otilio, el peón, con gorra y mono azul. Juntos y revueltos, lo cierto es que nunca arreglan nada, sino todo lo contrario, provocan inundaciones, explosiones o derribos.
Como sucede con sus hermanos Mortadelo y Filemón, el jefe siempre acaba recibiendo por los desastres del otro, y sus historias suelen concluir con una huida a la carrera delante del cliente de turno enfadado.

Otros personajes

Un autor tan prolífico, que estuvo al pie de la mesa de dibujo hasta el último momento, deja una lista de personajes interminable: Chicha, Tato y Clodoveo (1986-1990), Tete Cohete (1981-1983), Doña Pura y Doña Pera, vecinas de la escalera (1966), El doctor Esparadrapo y su ayudante Gazapo (1965), Godofredo y Pascualino viven del deporte fino (1961), Felisa y Colás (1958), El Caballero Buscabollos (1957), La Familia Repollino (1956), Don Usura (1955) o Kokolo (1952-1958), la primera serie de historietas escrita y dibujada por Ibáñez para Ediciones Marco.