La fuente de la juventud es una de las mayores leyendas que se conocen. Ha sido contada a lo largo de los años y hasta representada sobre los escenarios y en la gran pantalla. Cuenta como el explorador Juan Ponce de León tuvo conocimiento de la existencia de esta fuente en Bimini. En el año 1513, este explorador zarpó hacia allí desde Puerto Rico pero no pudo encontrar dicha fuente. A pesar de eso, Ponce descubrió la Corriente del Golfo y Florida.
El espíritu de Juan Ponce parece que sigue vivo en algunas personas. Muchas de ellas científicas que trabajan en laboratorios para hallar un gran descubrimiento que permita este objetivo.
Uno de ellos parece ser el jefe del grupo de senescencia celular en el laboratorio de ciencias médicas Imperial college de Londres, Jesús Gil, un bioquímico nacido en Zaragoza pero que desarrolló gran parte de su vida en La Rioja, desde los 3 hasta los 18 años. Además de que tiene a gran parte de su familia en la capital riojana.
Gil explica que su equipo trabaja en la senescencia celular, "un proceso que ocurre en las células cuando se hacen viejas o como respuestas a distintas enfermedades". El objetivo, indica, es intentar comprender los mecanismos involucrados en la senescencia y ver cómo se puede inhibir o afectar a las células senescentes. "Eso sería útil para tratar el cáncer y muchas otras enfermedades, al igual que el envejecimiento", asegura.
Detalla que las células senescentes se acumulan durante el envejecimiento y lo provocan, al igual que muchas enfermedades. Estas células, señala, son interesantes desde el punto de vista de la medicina porque "es algo que podemos tratar de eliminar con drogas y distintos medicamentos".
Recuerda que en la actualidad se intentan paliar algunos "achaques y enfermedades" de personas mayores con distintas medicinas. Una de las promesas, apunta, es intentar hacer medicinas que afecten a las células senescentes, ya que "si las eliminas puedes tener beneficios en muchas enfermedades con una única medicina".
Subraya que su equipo ha contribuido a entender mucho mejor porque se induce la senescencia y como funcionan las células senescentes. "Esto nos da pistas de como podemos eliminar las células senescentes o afectar de una forma u otra", asegura.
Explica que el investigador Stuart Cook y su equipo han visto que la proteína interleuqujna 11 se acumula en la sangre y se expresa más cuando nos hacemos más viejos. Gil detalla que su equipo ha diseñado unos anticuerpos que se unen a esta proteína para inhibirla.
Dichos anticuerpos se han usado en ratones, cuya vida equivaldría a la de personas de 55 años. "Cuando estos ratos llegan a viejos están físicamente más activos que un ratón sin estos anticuerpos, tienen el pelo menos canos y desarrollan menos enfermedades. Incluso viven un 20% más que los ratones a los que no se les ha dado la medicina", destaca.
La clave, indica, será que cuando se quiera aplicar en humanos, este avance permita mejorar la calidad de vida de las personas con 80 o 90 años, e incluso alargarla.
Ladillo. Ensayos. Jesús Gil informa que el trabajo que han publicado ahora es para usar en ratones. Cualquier medicina que se apruebe para usar en humanos tiene que pasar ensayos clínicos.
Cuenta que hay tres ensayos clínicos con los anticuerpos para luchar contra la interleuqujna 11 y están en fase 1 o 2 para usarlo en fibrosis pulmonar. En fase 1 se sabe que es seguro pero en fase 2 todavía no se conocen los resultados.
Explica que si todo fuera positivo y se pasara a fase 3, en el mejor de los casos, de aquí a cinco años, podría estar aprobado este anticuerpo para usarlo en pacientes humanos con fibrosis pulmonar. "De momento el proceso va por el camino positivo y somos optimistas", señala.
Uno de los aspectos positivos de la investigación realizada por el grupo de Stuart Cook es que se ha visto que estos anticuerpos también pueden actuar contra las enfermedades del riñón, fibrosis de hígado y algunos cánceres. Admite que otra situación interesante sería que, a largo plazo, se obtengan beneficios sobre la calidad de vida de las personas mayores.
Gil recuerda que la comunidad científica, en los últimos 10 o 15 años, ha aprendido bastante sobre alguno de los procesos de células y moléculas que están involucrados en el envejecimiento. Además de que se han identificado distintas medicinas que pueden conseguir efectos similares a lo que se ha visto con los anticuerpos de interleuqujna 11.
Subraya que la novedad de este trabajo es que "antes no se sabía que la interleuqujna 11 tenía este papel y que el efecto que vemos es uno de los más grandes que se ha visto hasta ahora en el envejecimiento".