El mundo del motor sigue inmerso en uno de los grandes retos de su más de un siglo de existencia con la transición de los motores de combustión a los eléctricos, que mantiene al sector circulando por una senda de incertidumbre, que se vio agudizada por la crisis de los microchips. Los grandes fabricantes de automóvil continúan atravesando una carretera llena de baches -Volkswagen Navarra inicia hoy la negociación de un nuevo ERTE y Ford Almussafes prorrogará el suyo y llevará a cabo despidos-, complicaciones de las que, de momento, se mantiene alejada la industria de componentes. Según los datos que ofreció el martes Sernauto, la patronal del sector, están alcanzando cifras récord de facturación, una situación de bonanza que se he extiende a La Rioja, donde la industria de componentes emplea, de manera directa e indirecta, a unas 8.000 personas, y aporta un superávit de 50 millones al comercio exterior español.
«Las cosas están relativamente estables, hemos dejado atrás la vorágine de tener cada semana una noticia frustrante», afirma Daniel, Rueda, secretario general en Agrupación empresarial innovadora del sector automoción de La Rioja, que constata una reducción del nivel productivo en Europa. Señala, no obstante, que quisieran «estar mejor» y alinearse con la tendencia creciente en el resto del mundo, pero en el entorno en el que se ubican afirma que, de momento, no tienen motivo de queja.
Al respecto, recuerda que la prohibición de comercializar coches térmicos a partir del año 2035 es una circunstancia que solo afecta a la UE y señala que el «problema» radica en la escasa demanda de vehículos eléctricos con los conductores circulando a una velocidad de menor aceleración de la necesaria para alcanzar dicho objetivo, lo que dificulta -afirmación en la que coincide con el presidente de Ariauto - renovar el envejecido parque automovilístico.
Reconoce que la inversión necesaria para adquirir un vehículo eléctrico es más elevada, cuya fabricación, en general, no afectará a las factorías de componentes riojanas que se encuentran en la actualidad libres de ERTE. «Las plantillas se están manteniendo», afirma el secretario general del clúster del automóvil, que resalta que se están salvaguardando los puestos de trabajo, algo muy relevante en un escenario nacional de gran complejidad debido a que los centros de decisión no se encuentran en nuestro país.
«Tenemos que ser muy buenos y muy competitivos para que nos elijan», señala Rueda, que recuerda que España es el segundo mayor fabricante de vehículos de Europa -por detrás de Alemania- y salen de sus factorías 2,3 millones de vehículos -llegaron a los 2,9 millones-, de los que se comercializan la mitad en nuestro país.