Ha dado rienda suelta a su vertiente carnavalera -su madre es de Puerto Real, de ahí su querencia por la fiesta por antonomasia gaditana- pero ha tenido tiempo para seguir las elecciones gallegas. El politólogo PabloSimón (Arnedo, 1985) no descansa y, entre clases (profesor titular de la Carlos III), proyectos de investigación, escritor (presentó a finales del pasado año Entender la política, su último libro) y decenas de colaboraciones en los medios se asoma a esta última. Todas estas facetas del Pablo Simón público hacen que la vida familiar del Pablo Simón privado sea «inexistente».
El plebiscito galego deja al PP encadenado a su mayoría absoluta, con un BNG al alza y un PSOE a la baja. Finalmente, el comportamiento de los gallegos fue predecible y se preservó el statu quo. «Era sota, caballo y rey. En mi opinión tampoco ha habido tanta sorpresa más allá de lo que se construyó desde la opinión publicada», afirma a la carrera. «Creo que solo había un 25% de opciones de cambio aunque sí que me ha sorprendido que el PSOEhaya bajado tanto», analiza. «Sabía que iba a bajar pero no tanto», reitera.
Los comicios ponen, al partido de la rosa, en una situación paradójica: «Es la tercera vez que en unas autonómicas saca más voto el BNG pero luego en las generales, el PSOE suele arañar un tercio de los sufragios y, además, en las municipales gobierna a más de la mitad de los gallegos. Es curioso que esta tendencia luego no la traslada a unas elecciones como las del domingo».
El 18-F fue tan 'predecible' como lo suele ser cualquier consulta electoral en La Rioja «aunque que conste que en 2019 hubo alternancia». Y si en su Arnedo natal, el PSOEvence casi siempre, desde una óptica regional y local esta formación lo tiene más difícil. «Tengo la sensación de que en La Rioja se dio la oportunidad para que gobernara la izquierda y que han desaprovechado, por errores propios, esa ventana», concreta.
Más allá de lo que sucede en nuestro pago, el politólogo arnedano es de los pocos que, en público, tiene palabras de elogio para la tan denostada clase política. «Empatizo con ellos», se sincera. «En realidad, el 80% de políticos son concejales que no cobran por su tarea», defiende. La política está mal pagada y denostada. Está tan estigmatizada que es normal que las personas que tienen más valor en la sociedad no se asomen a ella y eso perjudica al sistema», agrega. Todo ello «implica un peaje grave».
«A los políticos», continúa, «jamás se les reconoce el mérito» ni en situaciones extremas como las de la pandemia en la que, con acierto o no, «tuvieron que hacer frente a una dramática situación con una toma de decisiones muy difíciles».
Pero, tras defender al homo politicus, asume que muchas veces son éstos los empeñados «en que no entendamos lo que hacen y lo que dicen» porque, en definitiva, «entender la política se puede entender» toda vez que el 'asunto de las ciudades' (su significado atendiendo a la etimología) «engloba no solo lo que sucede en los gobiernos, parlamentos y ayuntamientos sino que se plasma en la sanidad, en los tiempos de espera entre un bus y otro. Y de eso todos entendemos».
Antes de subirse al tren que le devuelve a Madrid, recuerda que el constructo llamado España «es más resistente de lo que parece». Por si hubiera alguna duda sobre la consistencia de su armazón.