Victoria Prego

Antonio Pérez Henares
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La pausada voz de la concordia y la Transición

La periodista, en una foto de archivo antes de entrevistar al expresidente José María Aznar en Antena 3. - Foto: Kiko Huesca

Si lo que se quisiera de verdad fuera enseñar y refrescar la Memoria Democrática y no el sectarismo bisojo que se pretende imponer, lo que harían sería reponer en la televisión pública, cada cierto tiempo y este mismo año ya como entrada, la extraordinaria y ecuánime serie de documentales de Victoria Prego titulada La Transición.

 Debería ser, además, distribuida en colegios, institutos y universidades para poder impartir una o varias clases, algunas necesarias e imprescindibles, de nuestra más reciente, y en esta ocasión para bien, historia como pueblo y como nación. El cómo, cuándo, quiénes y contra cuántos muros y dificultades la voluntad, renuncia y generosidad que unos y otros, alentados por la inmensa mayoría de la población, consiguieron traer a España la Democracia y la Libertad, dejando atrás un pasado de guerra civil terrible y sangriento y luego represivo y dictatorial para abrir concordia, fraternidad y futuro. 

 La Transición tuvo a Victoria ocupada nada menos que siete años desde que comenzó a trabajar en ella, en 1987, hasta que se emitió, en 1995. Valió la pena, pues es hoy un tesoro -aunque lo tengan oculto- y en él están los testimonios, las imágenes, los personajes, las claves, la intrahistoria y las consecuencias de aquel período trascendental y fructífero, que hoy muchos están empeñados en demoler. 

 Sería, sin embargo, injusto dejar en solo este aspecto su carrera profesional. Prego fue una periodista de largo recorrido y registros. Comenzó muy joven y recuerdo haberla leído por primera vez en Informaciones, pero a partir del año 1974, su figura quedaría unida y por muchos años a la de TVE, donde primero estuvo en la sección de internacional y luego de corresponsal en Londres hasta el año 1979. Fue a su vuelta cuando su cara comenzó a sernos familiar, pues presentaba el telediario de la noche Al Cierre con Joaquín Arozamena. También comenzó a oírse su voz en la frecuencia de RNE, donde presentaba el informativo de las 14,00 horas y, a poco, dirigía en la tele el programa Debate. Fue por entonces cuando comenzó a preparar la serie de documentales que tanto tiempo le absorbió pero también tantos frutos le iba a dar. El éxito de audiencia y crítica de la serie fue espectacular.

Sin embargo, Victoria Prego, tras más de dos décadas vinculada a RTVE, abandonó la cadena para colaborar con la privada Antena 3, para la que realizó dos series: Así murió Franco y 20 años de democracia. También inició la publicación de varios libros como Así se hizo la Transición (1995), Diccionario de la Transición (1999) y Presidentes (2000), donde contó con los testimonios de los, hasta entonces, cuatro presidentes españoles: Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González y José María Aznar.

Tuve el gusto de poder trabajar con ella, donde siempre ponía esa nota de precisión en los datos y la calma y la mesura en la opinión que tanto la caracterizó"

Tuve la fortuna y el gusto de poder trabajar con ella cuando dirigía el programa de La Brújula en Onda Cero, donde me tuvo como contertulio y coincidí además en varios programas de debate como el Primer Café, que dirigió Isabel San Sebastián y que, en un breve lapsus, hube de conducir yo. Ella siempre nos ponía esa nota de precisión en los datos y la calma y la mesura en la opinión que tanto la caracterizó.

 En el año 2000, se incorporó al diario El Mundo, donde tuvo responsabilidades y continua presencia en la sección de opinión hasta el año 2016, cuando en compañía de otro de los grandes periodistas del medio, Casimiro García Badillo, que había sustituido a Pedro J. Ramírez tras largos años como fundador y director, se embarcaron ambos en la aventura del diario digital El Independiente, del que fue hasta su fallecimiento, amén de adjunta a la dirección, presidenta de su Consejo de Administración. 

Fruto de sus años en El Mundo fue la serie de documentales que para el entonces canal de televisión Veo 7 hizo como continuación de La Transición y que llevó por título El camino de la libertad, abarcando desde el año 1978 a 2008. 

Victoria Prego se nos murió este 1 de mayo de 2024 a los 75 años tras haber peleado desde hacía ya bastante tiempo con cánceres, ictus y diversos contratiempos de salud. Hasta el final siguió en la brecha y no dejó, hasta ya sus últimos días, de escribir y darnos su sensata y trabajada opinión. 

 En mi memoria emocional de ella, de todos aquellos años que compartimos en los que más hubiera debido aprender de ella, guardo sobre todo un momento. Fue aquel 14 de julio del año 1997 tras el vil y miserable asesinato del joven concejal del PP Miguel Ángel Blanco que sublevó a toda España, incluido el País Vasco, contra ETA, arrebatándoles las calles y cercándolos en sus madrigueras. No ha habido manifestaciones ni más grandes, ni más unitarias ni con mayor sentimiento que aquellas. Como la de Madrid, esa de verdad con más de un millón largo de personas, donde Victoria nos puso a todos los que allí estábamos su voz y su grito. Aquel «a por ellos» resonó hasta el último rincón de España y por el mundo también.

 Hoy se ha hecho, y se sigue haciendo cada vez con mayor desvergüenza y ruindad por los que tanto gustan de desenterrar pasados de casi un siglo atrás, todo lo posible por enterrar aquel sufrimiento de toda una nación que supo llorar, levantar sus manos blancas y vencer. Aunque luego otros transformaran al cabo esa victoria en amarga claudicación y en trapicheo por mantenerse en el poder. 

Aquellas imágenes y aquellas palabras deberían, del mismo modo que la serie de documentales de La Transición, enseñarse en las escuelas también.