"Este duelo es comparable a ir a un campo de concentración"

David Hernando Rioja
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Marijose Guerra sufrió el suicidio de su madre y forma parte de la asociación Color a Vida que apoya a supervivientes

Marijose Guerra pensativa mientras está apoyada en un árbol de un parque de Logroño - Foto: Carlos Caperos

Cada año, 726.000 personas se quitan la vida y muchas más lo intentan, según la Organización Mundial contra la Salud (OMS). Todos los casos, apuntan, son tragedias para las familias, su entorno y todo el país, y dejan efectos duraderos para los allegados. 

Los suicidios pueden ocurrir a cualquier edad aunque fueron la tercera causa más frecuente de muerte en las personas de 15 a 29 años a nivel mundial en 2021.

Este fenómeno, indica, no ocurre solo en los países de ingresos altos, sino que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, detallan que el 73% de los suicidios en 2021 ocurrió en países de ingresos bajos o medianos.

La OMS afirma que el suicidio es un problema grave de salud pública que se debe abordar desde este ámbito. Recuerda que existen intervenciones basadas en la evidencia y, a menudo, de bajo costo, que se pueden tomar a tiempo para prevenirlo. «Para que las iniciativas preventivas de los países sean eficaces, deben aplicarse mediante una estrategia multisectorial e integral», añade dicha organización.

Aunque este problema no solo afecta a las personas que trágicamente toman esta decisión sino que también es un grave problema para sus familiares y amigos. Existen asociaciones que ayudan a estas personas a superar el duelo mediante apoyo psicológico.

Una de estas asociaciones es Color a la Vida, que está ubicada en La Rioja y hasta el momento, ha servido de ayuda para muchas personas. Una de ellas es Marijose Guerra Coronado, que conoció esta asociación en abril de este año gracias a un anuncio que vio por televisión.

Recuerda que cuando supo de su existencia le pareció que era una buena idea porque «sabía que había personas que pasaban por esto pero desconocía que hubiera una asociación que tratara el tema».

Esta vecina de Logroño cuenta que decidió ir porque su madre se suicidó hace 13 años. «Ir a la asociación ha sido lo mejor que me ha pasado este año porque me han ayudado mucho».

Esta situación, indica, ha podido superarla gracias al apoyo de su marido, sus hijos, sus hermanos y amigos pero «es cierto que cuando pasó aquello estuve en shock». Recuerda que la derivaron a un psiquiatra de la seguridad social y luego a una psicóloga pero «el problema es que va todo muy lento. Eso hizo que me tuviera que movilizar por mi cuenta pero no di con las personas adecuadas los primeros años», lamenta.

Su solución, cuenta, fue centrarse en la crianza de sus hijos, ya que en aquel momento eran más pequeños. «Eso me ha hecho sobrellevarlo aunque este duelo es comparable a estar en un campo de concentración, según dicen. Se pasa muy mal y es un duelo muy duro porque te haces muchas preguntas e interiormente es horrible», revela esta afectada.

Relata que sus hijos han crecido, y ahora son más independientes. «Eso hizo que este trauma volviera a salir otra vez de golpe», cuenta.

Segundo shock. Guerra Coronado asegura que la segunda vez que pasó el duelo fue «mucho más difícil» que la primera vez. Explica que el shock llega cuando ocurre el hecho y ves lo que ha pasado pero «el problema vino después cuando la echaba de menos, me hacía preguntas sobre los motivos de su decisión, pensaba formas sobre como podía haber evitado que lo hiciera o la simple culpabilidad».

Cuenta que este tema lo ha hablado numerosas veces con su familia y sus amigos pero»nunca lo había hablado con gente que había pasado por lo mismo. Eso hizo que me lo tuviera que comer todo yo sola», comenta.

Por este motivo, Guerra destaca que una de las virtudes de la asociación Color a la Vida es que «empatizas mucho con estas personas, ya que tienes que haber pasado una experiencia como esta para saber lo que duro que es».

La asociación Color a la Vida tiene varias formas de ayudar y apoyar a estas formas. Guerra cuenta que cuando llamó por primera vez fue atendida por su presidenta Romina. «La primera vez que fui me hicieron una entrevista y me dieron la opción de ir a terapia psicológica grupal o individual», indica.

Informa que todos los sábados de primeros de mes hacen una reunión de grupo abierto y luego forman grupos más pequeños de personas a los que te derivan más adelante. «Estas terapias están impartidas por una psicóloga experta en suicidio».

Destaca que en estos grupos más pequeños se hace «mucha piña» con el resto de las personas que acuden, ya que «son 15 o 20 sesiones». «Más adelante, haces terapia individual aunque depende de como esté cada uno», detalla. 

Cuando todo este proceso termina no dejas la asociación, según cuenta esta superviviente. «Sigues formando parte de Color a la Vida. En mi caso, ayudo en lo que puedo, como por ejemplo, a organizar actos como que se va a celebrar hoy en la Plaza de la Diversidad».

La idea, apunta, es estar dentro de la asociación y seguir formando parte de ella. Remarca que el aspecto que más le ha ayudado a superar este duelo ha sido la terapia de grupo de la asociación, ya que «te das cuenta de que hay personas que están pasando por lo mismo y tienen mucha empatía».

«La  unión entre las personas que estamos ahí es muy fuerte», subraya. Aunque asegura que la terapia individual que hizo después «también me ayudó mucho».

Reivindicaciones. Guerra, como miembro de esta asociación, plantea varias reivindicaciones para dar una mejor cobertura a las personas que sufren un duelo como el suyo.

Reclama que las instituciones gubernamentales den más ayudas económicas, ya que «ese dinero va para las personas que lo necesitan». «En concreto, se invierte en la contratación de psicólogos expertos en suicidios», detalla.

También cree necesario invertir más tiempo y dinero en salud mental. «Cuando yo he hablado con la gente de este tema no saben que decirte. Por eso es muy importante que este tema se visibilice, se hable y se le da la importancia real que tiene», concluye.