Un playoff va mucho más allá de un simple partido de fútbol. Un playoff es un cúmulo de una larga lista de ingredientes. No obstante, en el fondo, pensar en un playoff es sinónimo de recuerdos. Recuerdos de todo tipo, repletos de historias, anécdotas, chascarillos, memorias, jugadas que fueron en balde, otras que terminaron en goles para la historia… Pero sobre todo, y más importante que todo lo enumerado anteriormente, son recuerdos de personas. En un partido de fútbol tan marcado, tan especial como el que la Unión Deportiva Logroñés va a jugar este sábado en Guijuelo, resulta difícil de olvidar quien, en ocasiones anteriores, lo vivió a su lado, donde y de qué manera lo vivieron. Si fue presencialmente, en el merendero de la prima, en la huerta de un amigo o en casa "porque me pongo muy nervioso y no quiero que me molesten", un argumento tan válido como reprochable. Si es o no supersticioso, si colgó la bandera del noveno barrote del balcón, si se pintó la mejilla izquierda con dos pinturas, si se puso la pantaloneta al revés, si llevaba la bufanda que le regaló su padre… Recuerdos que comienzan a humedecer los ojos y que, al fin y al cabo, son los que realmente merecen la pena, éxitos deportivos aparte.
En un playoff siempre se pone el punto de interés, como es lógico en los protagonistas que están sobre el terreno de juego. 22 personas, once de cada equipo y el cuarteto arbitral, en ocasiones más protagonistas de lo que deberían ser. También se aleja un poco hacia las áreas técnicas, dado que tanto entrenadores como analistas o preparadores físicos también tienen 'un trocito del pastel'. Pero detrás de todos ellos, hay integrantes del cuerpo técnico que no acaparan la atención de los focos, pero que también son una parte fundamental de la expedición que conforma un playoff. Necesarios en la sombra. Dentro de la UD Logroñés, hay una serie de personas que, con el que empieza mañana, vivirán su sexto playoff como miembros de la entidad. El vaivén de personas hace que esto sea cada vez más complicado que ocurra, aunque sean estas personas contadas quienes han experimentado, desde dentro, no solo un playoff, sino todos los que ha jugado la disciplina blanquirroja en sus quince años de historia.
Juanjo Guerreros (Vicepresidente de la UD Logroñés): "Solo pido que no me engañen dos veces de la misma manera"
Juanjo Guerreros. - Foto: Ingrid.El vicepresidente de la entidad blanquirroja lo observa desde su perspectiva. Quizás no tan cercana a los jugadores, pero experimentado de una manera igual o más intensa. Recapitula y señala un dato que merece la pena mencionar. «Esta es la decimoquinta temporada, somos un club muy joven. Y en 15 años, disputar seis playoff, ya nos dice algo». «Nuestros equipos siempre han llegado preparados a los respectivos playoff que han jugado, algo que va evolucionando con la madurez propia del club. Salvo dos temporadas muy malas como las del año pasado, el club siempre ha estado acosumbtrado a competir por el objetivo de arriba, no por el de abajo. Ycada vez vemos un club más maduro», reflexiona.
Ahora bien, recuerda cada detalle de todos y cada uno de ellos. «El primero que jugamos fue una inyección de moral importantísima. Siempre diré que aquel era nuestro año y nos lo quitaron». Efectivamente, se refiere al bochornoso espectáculo contra el Huracán Valencia. «Luego, el trabajo y la fortuna hicieron que el ascenso llegara aquella noche en Málaga que siempre tendré en la memoria», evoca emocionado. Ofrece todo lujo de detalles sobre todas y cada una de estas fases de ascenso «como el subidón terrible con el recorrido en autobús por República Argentina» o «el palo tan fuerte después de la derrota en Alicante». Eso sí, todos acreditan que el club «está en constante evolución y cada día va a más».
Además de los nervios «que siempre están», también añade el ingrediente de «la exigencia». «Este año, vamos a decir que, entre comillas, es una obligación llegar al objetivo ¿Puede condicionar eso al resultado? Quiero pensar que no». Él confía. «Tenemos una plantilla absolutamente preparada, competente y formada para este reto. El objetivo era muy claro a principios de temporada, y estamos en camino. Los niveles de exigencia te pueden jugar una mala pasada, pero creo que estamos sobradamente preparados para llegar al objetivo».
Aarón Ruiz. - Foto: Ingrid.De los cinco playoff anteriores ha tenido aprendizajes «de todo tipo». «Pero lo único que pido es que no me engañen dos veces de la misma manera, es lo mínimo que se puede exigir. Hemos pasado tanto por verdaderos atracos como auténticos subidones. Todo es un proceso, así que hay que dar lo mejor de nosotros mismos para que con trabajo, esfuerzo, dedicación y ese pelín de suerte, que siempre hace falta, lleguemos al objetivo». ¿Y cómo lo hace un vicepresidente? Guerreros indica que todos y cada uno de los miembros del club, desde el presidente hasta el último voluntario tienen que estar «al nivel de exigencia que este momento requiere el club». «Todos, en nuestra faceta, somos absolutamente importantes y tenemos nuestro papel».
Aarón Ruiz (Utillero de la UD Logroñés): "Lo vivo casi igual que los jugadores"
Pii, pii, piiiiiii. Tres pitidos se escuchan. No, no es el árbitro que señala el final del partido. Es la lavadora, que ha terminado de centrifugar. En su particular «oficina», dentro de la Ciudad Deportiva, Aarón Ruiz, utillero de la UD Logroñés, acaba de terminar de lavar la ropa con la que han entrenado hace unos minutos «los chavales». Su trabajo durante unos playoff que durante el resto de la temporada es el mismo y no varía. «Preparar las equipaciones de entrenamiento y de juego, viajar con ellos, preparar el vestuario…», aunque advierte de que los sentimientos no son iguales, ni mucho menos.
Rubén Ruiz. - Foto: Óscar Solorzano.«Desde mi parcela lo vivo prácticamente igual que los jugadores. Ha empezado esta semana la fase decisiva y ya tengo esa tensión, ese cosquilleo para que lleguen ya los partidos. Tengo muhcas ganas de ver cómo terminan de salir las cosas», reconoce. Eso sí, para él cada playoff «tiene su cosa, sus circunstancias determinadas». «Cada playoff es como cada temporada: no todas son iguales, ninguna tiene que ver con la otra». ¿Por qué? Por categorías, por los equipos rivales, los jugadores… El utillero, con esas tareas tan escondidas y necesarias, afirma que sí se nota diferencia en función del playoff. «Bueno, más que el playoff, se nota diferencia en la categoría en la que estabas y el premio a la que vas a subir», puntualiza. «El trabajo en sí es el mismo, pero hay más nerviosismo, tensión y muchas más emociones».
Para Ruiz, siempre que se llega a esta fase de la temporada son los mismos nervios, aunque señala que la ocasión en la que más nervios ha tenido fue el playoff de Málaga. «Estábamos todos allá, en Marbella, todos concentrados a causa de la pandemia del Covid-19 y nos la jugábamos a un partido», recuerda de un partido en el que el equipo tocó la gloria. Además, indica que vivir, desde dentro, unos playoff es «muy intenso». «Cuando llega la hora de la verdad, inconscientemente te nace el sentimiento para saber hasta dónde puedes llegar. Si puedes ascender, si vas a caer en primera ronda… Son sentimientos encontrados. Hay mucha incertidumbre porque en ningún momento sabes qué va a pasar, cómo vas a reaccionar…». Y cómo no, llega el dichoso partido. Ese 30 de mayo de 2015 que marcó a todos y cada uno de los aficionados blanquirrojos. «Ahí vimos que lo teníamos ahí y nos lo quitaron de las manos. Así, porque sí».
Un utillero que trata de ayudar «intentando calmar los nervios, mentalizándolos de que van a salir las cosas bien y ayudarles en todo lo que podamos». Y se sincera, defendiendo que siempre hay que estar con ellos «se haga bien o se haga mal». Quizás por eso, para ayudar, el aprendizaje que le han dejado estos cinco playoff es que son partido que más que ganarlos, «hay que saber cómo jugarlos». «Si algo tengo claro es que todo se decide, de verdad, por mínimos detalles».
Rubén Ruiz (Delegado de equipo de la UD Logroñés): "En un playoff mirar Las Gaunas te eriza la piel"
Nadie mejor que alguien que ha sido futbolista durante toda su vida sabe cómo ayudar dentro de un vestuario. Por eso, Rubén Ruiz, delegado de equipo que durante más de 20 años dejó muestras de su calidad por Pontevedra, Lemona y Logroño, sabe de primera mano cómo ayudar en estas situaciones. «Desde infantiles hasta el primer equipo, jugué cinco partido con el Club Deportivo Logroñés en Primera División en 1995», recuerda. Él que fue el primero de los tres en llegar a la entidad blanquirroja (en la 2010/11), tres años antes que Juanjo y Aarón, se pone en la piel del futbolista y trata de ayudar «en todo lo que no sea fútbol». «Se puede ayudar en todo lo demás, si alguno le hace falta agua se le echa agua y si hace falta darle un masaje se le da», bromea. Pero sobre todo, hay que mantener «la cabeza fría». «Si transmites nerviosismo, los jugadores lo notan». Y cómo no, alguien que ha vivido cinco playoff tiene anécdotas que respaldan sus teorías. «En el playoff en Málaga estuve la mar de tranquilo hasta los penaltis, porque les decía que esto lo sacábamos. Me acuerdo en el segundo playoff, en Villarreal que en una jugada salté del banquillo y Raúl García, el segundo entrenador de Pouso me dijo: 'Tranquilo coño, relájate que hay que estar tranquilo'». Es por eso que, desde ese día, intenta estar «lo más tranquilo posible».
Todavía, para el partido de mañana, no está nervioso. Pero certifica que los nervios se sienten siempre. «Cuando llegue el partido y vea el ambientillo que va a haber en Guijuelo, empiezas a ver a la gente, ese cosquilleo...». Alguien que estuvo en los terrenos de juego durante más de 20 años y milita catorce temporadas en la UDLogroñés puede decir, con certeza y criterio, que un playoff «es lo más bonito». «Es la culminación de la temporada hecha bien. Cada vez que llega un partido de playoff, miras Las Gaunas y se te eriza la piel. Cuando llegas a un córner, ese rugido del estadio desde abajo impresiona. En las dos tres semanas que dura, la ciudad se nota que cambia y que el fútbol vuelve a Logroño como los años de Primera División», destaca. Su trabajo, al igual que el de su hermano, tampoco varía. Se basa en «intentar estar cerca de los jugadores, que no les falte de nada». «Preparación de partidos, relación con los árbitros, controlar el tema de tarjetas, sancionados, preparar los viajes, los hoteles, los menús, las habitaciones...». Las entrañas del balompié.
En el peor recuerdo coincide con los anteriores. «Aquello fue el mayor disgusto que me he llevado yo en un campo de fútbol. Teníamos el partido encarrilado, pero se dieron circunstancias anómalas que no nos dejaron continuar». El mejor, sin duda, el ascenso a Segunda. Pero también tiene un lamento en estas memorias: «que no hubiera público». «Ese grupo lo merecía».