De menos a más. Así fue el partido de una Unión Deportiva Logroñés que comenzó encajando en la primera llegada del Eibar B pero que creyó hasta el final en un encuentro donde tuvo que conformarse con el premio menor del empate, logrado a través del quinto gol del curso de Lupu, con un cabezazo de dificultad elevada que igualó las fuerzas en Las Gaunas.
FICHA TÉCNICA:
UD LOGROÑÉS. Royo; Yasin, Ugarte, Eloy Moreno, Álvaro Mateo; Sarriegi (Garrido, 60'), Caballero (Pau López, 84'), Agüero, Riki de Moraes (Facchin, 74'), Madrazo (Barrero, 60') y Lupu (Gualda, 84').
EIBAR B. Ispizua; Arana, Giménez, Oier Llorente, Barbarín; Carrasco, Delgado (Óscar García, 88'), Asenjo (Julen Aguirre, 57'), Mateos, Hugo García (Zubiria, 68') y Galarza (Ekaitz Redondo, 88').
ÁRBITRO. Alfredo Ramo Andrés (Aragón). Amonestó a los jugadores locales Ugarte, Monreal, Lupu y Gualda, así como a los visitantes Asenjo y Julen Aguirre.
INCIDENCIAS. Partido en Las Gaunas correspondiente a la octava jornada del Grupo II de Segunda RFEF. Según los datos proporcionados por la entidad local, 4.367 espectadores en las gradas. Se guardó un minuto de silencio en memoria del portero riojano, Gonzalo Gómez.
Sin previo aviso, el Eibar se encontró el camino más aplanado nada más comenzar. Comenzó una marcha por encima en cuanto a intensidad y ganaron la primera batalla en esta cruzada. Llegada armera por banda izquierda, centro pasado al borde del área y ahí Arana, ante la pasiva mirada de Madrazo remató raso, sin dejarla botar. Centrado, pero fuerte. Tan fuerte, que Royo no la puedo detener. Minuto 3, hora de remar contracorriente.
Demasiado temprano para un equipo que ni siquiera estaba en el partido. Tardó la UD Logroñés en adaptarse al ritmo del filial del Eibar, que continuó imprimiendo mucho más intensidad a su juego, en aras de demostrar de que si eran líderes, era por algo. Cedió con conocimiento el balón al equipo local y este no sabía que hacer con él. Combinaba, una y otra vez, en busca de unos espacios que no parecían existir. Y mientras tanto, la presión del Eibar B en campo contrario era asfixiante. No dejaban combinar a los blanquirrojos y, con la líneas muy adelantadas, estuvieron a punto de duplicar su distancia. Balón entre centrales, Ugarte y Eloy dejaron de seguir una jugada pidiendo un fuera de juego que nunca llegó. Sí creyó Yasin, que llegó con barredera para limpiar el balón a Mateos y arrancar un aplauso generalizado de su parroquia.
El paso de los minutos serenó a los de Miguel Flaño. Poco a poco, acusando algo más el cansancio de esa elevada presión, las ataques locales aparecían en Las Gaunas. El primer tiro a puerta llegó por parte de Pau López, desde el centro del campo, buscando sorprender a un adelantado Ispizua. Las bandas, antes descarriladas, también comenzaron a tener su parte de protagonismo. Y Madrazo comenzó a entonarse. Probó suerte con un disparo marca de la casa tras recorte. Misma intención que dos semanas atrás, diferente resultado.
Ni siquiera un error de Ispizua era penalizado por unos blanquirrojos que parecían estar negados de cara al gol. El guardameta eibarrés falló en el blocaje dentro del área pequeña y dejó un balón suelto que, tras varios rebotes, terminó en saque de esquina. Hubo una más antes del intermedio, un centro desde el lateral derecho que parecía muy pasado pero ahí estaba de nuevo el de Ortuella, rematando con todo pero al muñeco. Llegó el descanso con ventaja momentánea para el cuadro guipuzcoano, que reclamaba el parón a gritos ante un equipo local al que 45 minutos, al final, se le hicieron cortos.
Tras el paso por vestuario continuó 'in crescendo' la UD Logroñés. Mucho mejor plantada, sabía como encontrar las fisuras de la armadura armera. El extremo contagió esa garra a sus compañeros, que creían en una remontada por muy lejana que estuviera. Probó fortuna Jon desde fuera del área, pero no cogió puerta. Se paseó el esférico por delante de la línea de gol, sin que Lupu ni Barrero la empujasen al fondo de la red. A las llegadas, solo del lado local en el segundo acto, solo les faltaba el premio. Irónicamente, llegó en la más complicada. Centro al corazón del área de Álvaro Mateo por el carril zurdo y Lupu, derribado por su marca, fue capaz de erigirse y buscar con la testa un balón que remató con el alma y la puso en la esquina de la portería, imposible para Ispizua. Estalló Las Gaunas.
El último cuarto de hora fue un deleite visual para el espectador. El partido, completamente roto, era un correcalles con acciones de peligro para los dos conjuntos. Lo hizo mejor el conjunto local, que seguía esa progresión y tuvo en la cabeza de Facchin el gol que tumbara a los visitantes. Pero este nunca llegó. Ni en la última del partido, una falta lateral forzada por un inspirado Ugarte en ataque y que fue la parroquia local quien quería ayudar a los suyos a encontrar un remate que no existió. Pitido final y reparto de puntos en un partido vibrante entre dos de los mejores equipos del Grupo II de Segunda RFEF y que deja todo como al principio, con el Eibar B como líder y a la UD Logroñés, con un punto menos, empatada a 18 con la SD Logroñés y el Arenas de Getxo.