"Hay que estar allí para escuchar, ver y oler el desastre"

David Hernando Rioja
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Dos jóvenes del equipo de triatlón Tritones de La Rioja, Marcos del Álamo y Fernando Martínez, fueron a ayudar a Alfafar y Sedaví, donde «está todo devastado y las calles llenas de barro»

Tres voluntarios de La Rioja con rastrillos - Foto: Club Tritones Rioja

Hace unos días tuvo lugar uno de los desastres naturales más graves de la historia reciente de España que ha afectado a varias comunidades autónomas, pero sobre todo a la Comunidad Valenciana. La DANA ha dejado más de 200 personas fallecidas a causa de las inundaciones producidas durante estos días.

Pero no todo es negativo. Este tipo de desgracias naturales provocan que la ciudadanía una sus fuerzas, como ha pasado en este caso, cuando olas de personas de diferentes regiones han acudido en masa a ayudar a la gente que vive en las zonas afectadas.

Los ciudadanos de La Rioja no se han quedado atrás y no han dudado en echar una mano. Algunos de ellos han sido varios miembros del equipo de triatlón Tritones Rioja. 

Marcos del Álamo cuenta a El Día de La Rioja que la idea surgió de ayudar se les ocurrió cuando estaban andando en bicicleta. «Hablamos de que teníamos unos amigos que viven por esa zona afectada por la DANA y decidimos salir el domingo a las 3 horas de la mañana para llegar allí sobre las 7 horas», recuerda. Estos riojanos estuvieron en los municipios de Alfafar y Sedaví.

Relata que la situación que hay allá es complicada. «Te encuentras todo devastado, las calles tienen mucho barro y los coches están apilados unos encima de otros», describe. Estos chicos y chicas tuvieron que ayudar achicando agua y sacando objetos de los bajos de las casas de la gente de la zona.

Su compañero de equipo, Fernando Martínez, asegura que «todo lo que se cuenta es lo que ha ocurrido pero hay que estar allí para escucharlo, verlo y olerlo». «Es una desgracia y tiene que ir todo el mundo que pueda pero de forma coordinada con los grupos de organización que hay por allá», señala.

Del Álamo recuerda que «cuando llegas allá te encuentras con la realidad y ves que te impacta». «O lo vives o no te puedes esperar que sea así», asegura. Martínez cuenta que algunas de las situaciones que más le han impactado han sido «entrar en casas donde no se había entrado desde que ocurrió la tragedia. Tenían medio metro de barro», apunta.

También destaca que la colaboración ciudadana que han visto y vivido allí le ha impresionado mucho. «Hablas con personas que no conoces de nada y se emocionan cuando se enteran de que vienes de tan lejos y de que vas y vienes en el mismo día», indica.

Martínez, por su parte, asegura que la parte más complicada ha sido «intentar asimilar todo lo que ha pasado en esta zona».

Necesidad. Este desastre natural ha provocado que muchas personas han perdido a sus seres queridos, sus casas, su coches y muchos otros bienes materiales. Del Álamo relata que pudieron ver una cola muy larga de personas esperando para recibir recursos básicos, desde comida hasta agua o productos de higiene.

Otras grandes necesidades son los productos y herramientas para limpiar la zona, como botas de agua o  rastrillos para arrastrar todo el fango que han dejado las fuertes tormentas e inundaciones.

Martínez remarca esta necesidad porque los palos de las escobas y de los cepillos se rompen con facilidad debido al fango que se ha creado. 

Estos dos jóvenes piden toda la ayuda posible para las personas que viven allí y aseguran que quieren volver. «Si el fin de semana siguiente fuera necesario, nosotros estaríamos encantados de volver», afirma Del Álamo.

Martínez anima a todo el mundo para que acuda a ayudar pero «siempre de forma organizada», concluye.