¿Quien no ha sido alguna vez novato en alguna etapa de su vida? ¿Y veterano? En la etapa universitaria se destilan mucho estos dos términos pero no solo se usa en este campo sino que también se utiliza en el trabajo o en un equipo deportivo, por ejemplo.
A la hora de donar sangre también se pueden usar estos dos términos porque hay muchas personas que llevan donando años de su vida. En cambio, otras no han querido hacerlo por desgana o miedo, no han tenido la oportunidad o no se les ha pasado por la cabeza.
El periódico El Día de La Rioja estuvo la semana pasada en el autobús que el Banco de Sangre pone a disposición de los ciudadanos que deseen donar en la calle Gonzalo de Berceo. Allí se pudo hablar con dos personas que ese día fueron a dar su sangre; Antonia Urrutia, que era la primera vez que iba y José María Tejada, que lleva años acudiendo a donar sangre.
Antonia Urrutia contó que ese día se decidió a donar porque ya es donante de órganos y también quería donar sangre, en este caso, del tipo cero positivo. Aunque admitió que otras veces había visto el autobús del Banco de Sangre pero «lo he ido dejando para otro día».
Uno de los motivos por los que decidió dar el paso la semana pasada y donar fue porque «estoy en perfecto estado de salud y hay que aprovechar para ayudar a las personas que lo necesitan más». Destacó el hecho de que la sangre que se da es para otras personas que «están enfermas, ya que la idea es darles vida».
Urrutia quiso enviar un mensaje a toda la ciudadanía para que vayan a estos autobuses o al propio Banco de Sangre y donen. «Yo lo hago de manera voluntaria, además de que es bueno que la gente se conciencie porque son 20 minutos que dan vida», subrayó.
Responsabilidad. José María Tejada está en el otro lado de la balanza y es un veterano en este campo, ya que lleva 15 años donando sangre. «Vengo por responsabilidad social ya que puedo, ahora no tengo ninguna enfermedad y estoy sano», afirmó.
Aseguró que donar sangre es «un deber para con la sociedad» pero «no lo hago solo porque en el futuro le pueda pasar algo a mis hijas o a mí, sino que hay personas que lo están pasando mal». «Solo es un pinchazo y toca arrimar el hombro», apuntó.
Quiso tranquilizar a la ciudadanía explicando que el miedo que puede tener la gente a la hora de donar tiene relación con que el pinchazo puede doler pero «son muy buenas profesionales, lo hacen de maravilla y no se nota nada. De hecho, es como si fuera la picadura de un mosquito».
«Cuando vas perdiendo ese miedo aun duele menos porque te pones menos tenso y es mejor. Tenemos que demostrar que somos tan solidarios como se dice», concluyó.