La organización agraria ARAG-ASAJA denuncia un nuevo ataque de lobo a un rebajo de ovejas en la zona de Castroviejo. El lobo se cebó este lunes por la mañana con un rebaño de 14 animales que se encontraban pastando en el paraje de La Tejera, entre Castroviejo y Santa Coloma, a unos escasos 500 metros del núcleo urbano de la población
Los ganaderos de la zona ya habían advertido de la presencia del lobo debido a los ataques que se han venido sucediendo en los últimos meses. El lunes, los propietarios de una explotación de ovino dieron la voz de alarma cuando solo localizaron a cinco ovejas de su rebaño. Cuando fueron a buscar al resto, encontraron a dos de sus animales destrozados, según relatan desde la organización agraria.
No es la primera vez que este ganadero ha tenido que enfrentarse al lobo, según denuncia la organización. El pasado mes de marzo, una de las potras de su explotación fue atacada por este animal. No pudieron acceder a las ayudas porque, desde la entonces Consejería de Sostenibilidad del anterior Gobierno de La Rioja, se les indicó que Castroviejo no era zona de lobos, a pesar de las evidencias. Una situación que, ante los últimos acontecimientos, ARAG-ASAJA espera que la actual Consejería de Agricultura y Ganadería pueda modificar para que los ganaderos dejen de estar desprotegidos.
La organización agraria muestra su preocupación ante unos ataques del lobo cada vez más frecuentes en zonas de monte bajo, muy cerca de núcleos urbanos, lo que viene a demostrar que la población de este animal en La Rioja está descontrolada, por lo que urge tomar medidas, tales como la activación del Protocolo de Extracción del Lobo para su control con el fin de evitar nuevos ataques y sus consecuencias. Para ARAG-ASAJA cada vez es más necesario la adopción de medidas para evitar la ruina y el abandono de la ganadería extensiva, clave para el desarrollo económico de las zonas rurales de La Rioja y esencial para la conservación del medio rural.
276.000 euros.
Actualmente la Consejería de Agricultura tiene constancia de cuatro manadas reproductoras que harían un total de hasta 38 ejemplares, además de otro grupo itinerante que no está continuamente dentro de los límites de la comunidad. Esto lobos causaron, en 2022, 696 ataques a la ganadería, que son casi el doble de los que se registraron el año anterior. Este aumento, unido a la dispersión de los sucesos, que se van registrando en zonas donde anteriormente no se producían, hacen pensar que, efectivamente, la población de la especie crece.
Para intentar paliar la situación, El Ministerio para la Transición Ecológica dedicó ese 2022 ocho millones de euros a compensaciones por los ataques (se prevé la misma cantidad este año). De esos fondos, La Rioja recibió 276.210. Dividida esa cantidad entre los 696 ataques, la media es ligeramente menor a los 400 euros. Se trata de una cantidad insuficiente, dado que, aparte de los animales muertos, se producen abortos, mermas en la producción de leche o pérdidas de otras cabezas que huyen del ataque y no vuelven a aparecer.
En cualquier caso, más allá de las compensaciones económicas, que son imprescindibles y deberían ser mayores, lo que los ganaderos demandan es un control para minimizar esos ataques. Acudir cada día a la explotación con el miedo a encontrar a los animales devorados está provocando el abandono de muchos titulares. Y los 196.000 euros adicionales que dedicó el Ministerio en La Rioja a financiar medidas preventivas (mastines, vallados…) tampoco parecen suficientes.
El propio Ministerio señala que España ha impulsado durante los últimos años «un enfoque basado en la aplicación de medidas preventivas y en la indemnización» de los daños registrados por el lobo sobre las actividades del medio rural para «tratar de lograr la coexistencia» entre la ganadería extensiva y la presencia del depredador. El problema es que esa coexistencia está terminando poco a poco con la ganadería extensiva, uno de los agentes modeladores del paisaje más importantes en muchas zonas de La Rioja.