Un giro de guión. Pero qué giro de guion. Drástico. Radical. Inesperado. Y por encima de todo, sorpredente. La Unión Deportiva Logroñés vuelve a cambiar de entrenador. La cuarta esta temporada. Otro paso atrás, otro cambio más. Llegó Yayo el 5 de marzo. Se va Yayo el 17 de marzo. Dos jornadas, un empate y una derrota. Y su puesto como entrenador lo asume Carlos Lasheras, director deportivo de la UD Logroñés. Hasta ayer. Ahora, Lasheras aterriza en una parcela en la que no ejerce desde hace 20 años y con un reto de magnitud colosal.
Yayo Urzay fue anunciado hace dos semanas. Exactamente se cumplen hoy 14 días. Dos semanas, dos partidos. Un empate contra el Utebo. Y derrota el pasado domingo en La Planilla contra el Calahorra. No parece que la decisión venga tomada precisamente por rendimiento deportivo. Más que nada, porque no ha dado tiempo. Tal y como anunció ayer el presidente de la entidad blanquirroja en una entrevista en Onda Cero, la decisión viene del propio Lasheras. «Carlos Lasheras está muy preocupado, porque había hecho un equipo para ascender. Se siente responsable, quiere coger el equipo porque quiere contrastar lo que él ha fichado. Eso no lo hace cualquiera. Es una acción muy valiente por su parte y yo se lo agradezco», explicó Revuelta.
Nadie sabe cuál será el próximo paso que tomará la UD Logroñés. O Félix Revuelta, más concretamente. Despidió a Miguel Flaño después de 13 jornadas al frente. Parecía que la entidad blanquirroja tocaba fondo después de caer contra el Anguiano y no ser capaz de estar en primera posición en un grupo con menor nivel que el de la pasada temporada y una plantilla de las más caras de la categoría, si no la que más. Era un espejismo. Llegó Sergio Rodríguez, mano derecha de Félix Revuelta en el club. La cuarta vez que el técnico riojano se ponía al frente del banquillo blanquirrojo, otra vez en una situación de urgencia y que recordaba al parche que se utilizó hace un par de temporadas, la del descenso a Segunda RFEF, cuando recurrió a Rodríguez para revertir una situación límite tras dos entrenadores antes (Albert Aguilá y Natxo González) y que terminó con el equipo en la cuarta categoría del fútbol español.
No empezó mal del todo su nueva etapa como entrenador. Tres victorias y dos empates en cinco partidos en los que el equipo no recibió ningún gol. 11 de 15. Aunque al equipo se le exigía más, puesto que los empates fueron contra Subiza y Alfaro, parecía haber brotes verdes. Otro espejismo. Esa exigencia llevó al equipo a su peor racha desde que llegó a Segunda RFEF, con un triunfo en siete partidos. La derrota en Unbe contra el Eibar B fue la estocada definitiva de un entrenador que él mismo reconoció no saber cómo sacar el máximo de sus jugadores durante los partidos.
En realidad, Sergio no quería sentarse en ese banquillo eibarrés. Pero la decisión llegó tarde. Yayo Urzay iba a llegar al primer equipo, aunque una semana después de lo que hubiera sido lógico. La derrota era lo mínimo que se podía esperar. Tercer intento, con Yayo al frente. El técnico del Promesas cogía las riendas de un equipo sumergido en una de sus peores crisis. O la peor, visto lo visto. 14 días ha durado en el cargo un entrenador que llegó «con la ilusión de un canterano» y que se va por la puerta de atrás, regresando al banquillo del equipo filial.
Ahora es el momento del cuarto entrenador de la temporada para la UD Logroñés. Récord. Para mal, claro. Nunca antes había tenido cuatro entrenador. El rizo, rizado. El más inesperado todavía. 20 años después de que en la 2004/05 entrenara al Alavés B en Segunda B, Carlos Lasheras se vuelve a vestir de entrenador. Y se estrena esta mañana, con entrenamiento a puerta cerrada en el campo de hierba natural de la Ciudad Deportiva. Miércoles, jueves, viernes y sábado. Y domingo, derbi en Las Gaunas frente a la Sociedad Deportiva Logroñés.
Parecía que la UD Logroñés había tocado fondo en Isla. Parecía que había tocado fondo con la derrota 3-0 en Ejea. También una jornada después en un partido funesto contra Tudelano. Y lo mismo contra el filial del Eibar. Ahora, no se atreve nadie a aventurar si esta 'edecisión'f de que Carlos Lasheras, tras cinco años en la entidad como director deportivo, asuma el rol de entrenador es el último piso del sótano blanquirrojo. Quien sabe, además, cuales serán las consecuencias de una temporada desastrosa deportivamente cómo repercutirán en un club que siempre ha podido estar orgulloso de su masa social. Habrá que ver su respuesta.