Lleva seis meses Feijóo penando en un escenario que no había previsto, los seis meses transcurridos desde que triunfó en las elecciones autonómicas y municipales dejando a Sánchez y al PSOE para el arrastre. Pensaba el presidente del PP que tocaba La Moncloa con la mano; pero Sánchez, que jamás tira la toalla, ha encontrado el punto flaco del presidente del PP: Vox. Empezaron los ataques socialistas desde todas las instancias, con los medios de comunicación afines como punta de lanza, seguidos por sus socios habituales de gobierno, que también jugaron a la desesperada para desacreditar a Feijóo a través de Vox.
El líder del PP no supo reaccionar con la suficiente visión política, y no bloqueó unos pactos de gobierno que cualquier estratega habría aplazado a después de las generales. Pero Feijóo no dispone de estrategas, y así está ahora como está: en la oposición, para desgracia no solo de él mismo y de su partido, sino también de la gran mayoría de los españoles que ven cómo la continuidad de Sánchez aviva los peores presagios. Económicos, sociales y de convivencia.
En el debate de investidura y en días previos, más el posterior, ha aparecido la peor cara de Vox. Desde buscar similitudes entre Sánchez y Hitler, lo que ha provocado ataques inmisericordes al PP más que en Vox, porque todo lo que dice Vox sirve de arma arrojadiza contra Feijóo, hasta ver a dirigentes de Vox lanzando venablos contra la policía que trata de proteger la sede de Ferraz … lo que es obligación de la policía, como lo es si se producen intentos de asalto a Bambú.
Feijóo prepara cambios en su equipo, que son absolutamente necesarios. Ojalá no se equivoque, porque multitud de españoles miran hacia Génova como única salida para mandar a casa a Sánchez y a los sanchistas. Pero además de nombres, el PP necesita diseñar una operación, o varias operaciones, que le permitan desvincularse de Vox. Su principal lastre, el partido que impidió que hoy sea Feijóo el presidente de gobierno. Mal que le pese a Feijóo, el rechazo a Vox es mayor que el rechazo a Bildu y los independentistas juntos.
Difícil la situación que vive Feijóo: con Vox nunca será gobernante, pero sin Vox es difícil alcanzar una mayoría que respalde su investidura. O sí. Es posible si un alquimista político es capaz de encontrar una fórmula que permita la cuadratura del círculo. Existen esos alquimistas políticos y existen esas fórmulas. Otros dirigentes, del PP y del PSOE, a lo largo de estos años supieron salvar situaciones más difíciles que la que hoy vive Feijóo. Eso sí, con los profesionales adecuados.
Se puede equivocar Feijóo en la elección de portavoces parlamentarios, de candidatos regionales o incluso de secretario general. Pero no puede equivocarse en la elección de un estratega que trabaje desde ya preparando el futuro. Que, desde luego, pasa por alejarse de Vox. De no hacerlo, durante mucho tiempo será un gran líder de la oposición.