Nueve meses es el tiempo estipulado que suele tardar un bebé en nacer pero hay veces que los nacimientos se adelantan días, semanas o meses, dando lugar a los niños y niñas prematuros. Este es aquel que nace antes de las 37 semanas de gestación, teniendo en cuenta que la fecha prevista de parto ideal al inicio del control del embarazo es a las 40 semanas.
En España, el 7% de los bebés nacen antes de la semana 37 de gestación, según la Sociedad Española de Neonatología.
En La Rioja, al igual que en el resto de España y de países desarrollados, el porcentaje de niños prematuros se mantiene estable los últimos 20 años entre el 7-10% del total. A la mayoría de ellos, entre el 75 y 80%, se les denomina «pretérminos tardío» porque han nacido entre las 34 y 36 semanas, y sólo a una pequeña minoría, que va entre el 5 y 10%, se les llama «grandes prematuros» porque han nacido por debajo de las 32 semanas de gestación. Aparte, el porcentaje de niños prematuros extremos, es decir, menos de 28 semanas, se encuentra entre el 1 y 3%.
La pediatra neonatóloga del Servicio Riojano de Salud (SERIS) Inés Esteban explica que los factores que influyen en la prematuridad son «múltiples y muchas veces no únicos en una misma gestación». Detalla que existen causas de riesgo relacionadas directamente con la madre como las edades extremas (menor de 18 años o mayor de 35 años), el estado nutricional tanto la delgadez como sobre todo la obesidad, el estrés, los tratamientos de fertilidad (más frecuentes a mayor edad), patologías crónicas como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo o el consumo de drogas.
Otros factores relevantes, indica, son los uterinos como malformaciones, miomas, cirugías previas o las gestaciones múltiples; y las infecciones del canal cervical o de la placenta por patógenos de la flora vaginal, endocervical o colo-rectal de la mujer.
Además, asegura que tiene un papel «muy relevante» en el momento actual la insuficiencia placentaria porque «puede ocasionar un crecimiento intrauterino deficiente en el feto y en la mujer la posibilidad de un estado hipertensivo». También puede generar otras complicaciones clínicas graves como la preclampsia, «que pueden desencadenar en ambos casos la necesidad de tener que provocar el nacimiento prematuro del niño para salvaguardar la salud del binomio madre-feto».
Por otra parte, la edad de prematuridad de un bebé ha ido cambiando con el paso de los años. Esteban destaca que los «grandes» avances que ha habido a lo largo de los últimos 20 años en el control de la gestación, el manejo del parto y sobre todo, en los cuidados del recién nacido debido a las mejoras tecnológicas y la optimización de los cuidados pediátricos y de enfermería, han permitido disminuir la edad gestacional en la que «un niño puede sobrevivir hasta las 24 semanas de edad gestacional».
A pesar de esto, advierte que la posibilidad de fallecer o de complicaciones graves con secuelas a largo plazo, son mucho mayores a medida que disminuye la edad gestacional. «El porcentaje de supervivencia es del 50-60% a las 24 semanas y del 90% en mayores de 32 semanas. De los que sobreviven lo hacen libre de secuelas sólo el 30-40% de los 24 semanas y en cambio entre un 80-90% de los mayores de 32 semanas», detalla.
Destaca que el SERIS cuenta con una UCI neonatal de tercer nivel que tiene la función de atender a niños prematuros de cualquier edad. «Esto permite que muchas de las familias no tengan que desplazarse a otros centros», indica.
Problemas. Por otra parte, Inés Esteban explica que estos recién nacidos pueden tener una serie de problemas de salud, tanto en las primeras horas del nacimiento como a lo largo de sus primeras semanas de vida.
«Estos problemas aumentan de forma exponencial a medida que va disminuyendo la edad gestacional debido a la inmadurez de sus órganos vitales, principalmente el cerebro y los sistemas respiratorio y cardio-circulatorio», aclara.
Las complicaciones más frecuentes son el síndrome de dificultad respiratoria, los problemas metabólicos como hipoglucemia e ictericia, la mala tolerancia de la alimentación y las infecciones verticales de origen materno provocadas por los cuidados.
Esta médica remarca la mejora en los conocimientos y en los avances técnicos de la Neonatología, ya que «ha permitido aumentar la supervivencia de nuestros grandes prematuros». «Aunque lo más importante es que los cuidados sean lo menos agresivos posibles para intentar minimizar los factores postnatales que pueden influir en las complicaciones durante el ingreso», detalla.
«Hay que hacer hincapié en varios aspectos, entre los que se encuentran el fomento de la leche materna como alimento principal, el manejo no invasivo de la ventilación mecánica y el control de los factores causales de las infecciones nosocomiales», concluye.