Sirva de aviso para usted, lector, que lo que va a leer es tan impresionante como certero. Marc Seneira, un joven logroñés de cinco años, desafía al viento casi diariamente con su minimoto Polini 910, con la que alcanza los casi 100 kilómetros por hora. También queda advertido al mismo tiempo, de que verlo en persona resulta asombroso, casi tanto que requiere esfuerzo encontrar las palabras con las que definir el espectáculo que servidor pudo presenciar en el Karting Rioja, en la carretera hacia El Cortijo. Marc, intimidado por la situación, responde escuetamente a las preguntas que surgen inmediatamente en la cabeza al ver a un crío de cinco años haciendo 'ceros' y 'ochos' con un desparpajo sobrenatural, incluso sin ver, con un cartón en la cabeza. Sí, insisto: un cartón en la cabeza. Pero para resolverlas está su padre, Javier, responsable de un alto porcentaje de dicha pasión.
"A mí me gusta bastante el tema de las motos, entonces él fue poco a poco viéndolo en casa, veía las carreras, lo fue mamando y finalmente fue Marc quien me pidió la primera moto", comienza. El mayor de los hermanos Seneira (Martina, de tres años, observa con incredulidad desde la distancia como dos personas entrevistas a su padre y a su hermano) empezó con una moto eléctrica, que vieron como "muy pronto se le quedaba corta". "Le pasamos a una moto china, porque no sabíamos seguro si le iba a gustar o no. Pero vimos más de lo mismo, que se le quedaba cortísima", relata. Ahí es cuando dieron "el salto grande" a la minimoto que Marc pilota actualmente, la Polini 910, con la que también compite. "Es brutal, porque es un crío que se está adaptando súper bien a pesar de su corta edad", expresa orgulloso. Sus padres, que siempre lo ven "con buenos ojos", vieron que Marc tenía futuro "cuando la gente de fuera te dice 'oye, tu hijo tiene algo'. Luego vamos a otros circuitos, y solamente baja y baja sus tiempos y la mejoría es sustancial. Entonces ahí te das cuenta de que puede ser mejor o peor, pero que tiene talento".
Al leer esto es muy probable que le haya surgido la pregunta. 5 años, 100 kilómetros por hora… ¿no asusta demasiado? "Sí claro. Impresiona muchísimo verlo ahí montado en carrera. Sabes que está totalmente protegido porque le compras lo mejor que hay en el mercado, pero no deja de ser peligroso. Es un deporte seguro pero en el que existe cierto riesgo, es así. Pero sí, se te cierra la boca del estómago cuando lo ves corriendo", explica Javier sincero.
Marc Seneira. - Foto: Óscar Solorzano.AUTO-MANTENIMIENTO. Javier, "que no había tocado una moto en mi vida" es el responsable de llevar el mantenimiento de las minimotos, la de entrenamiento y la de carreras, que realiza al menos tres días por semana. "He tenido suerte, porque me ha enseñado bastante mi cuñado que es el encargado que está aquí (en el Karting Rioja) con el tema de los karts. Luego me he cruzado con los padres de dos chicos que entrenan con Marc y que son la bomba. Saben muchísimo y me están enseñando absolutamente todo", reconoce. También subraya que es muy sacrificado "porque tengo que estar con la moto un par de horas mínimo, las horas que entrenamos y los fines de semana que viajamos a los circuitos". "Marc, además comienza a controlar qué falla en la moto: si se le ahoga, si le resbala, si le falta presión, si falla de carburación. Es muy listo pese a ser tan pequeño y eso facilita muchísimo el trabajo", afirma.
Marc entrena dos horas los martes y dos horas los jueves. "Ahora lo tenemos fácil porque tiene cinco añitos y no le mandan casi deberes. Pero cuando sea un poco más mayor no sé cómo lo haremos". Los domingos acostumbran a acudir al Circuito de Los Arcos (Navarra), al Karting Rioja "que es nuestra casa" o a las carreras de competición, cuando estas se celebran.
El pequeño motorista compite en el Campeonato ANPA, en iniciación, donde se realizan seis carreras al año, todas ellas en Cataluña. Su hoja de ruta en estos fines de semana consiste en viajar el viernes con su propia furgoneta, hacer noche allá "y entrenar todo el sábado, hasta el domingo por la mañana que es la crono y luego la carrera, que es de dos mangas. Después, recogemos y vuelta hacia casa". Está temporada se han disputado dos pruebas de momento. A la primera Marc no pudo acudir "porque cogió unas anginas horrorosas". La segunda, disputada hace dos fines de semana en Juneda, clasificó tercero. "Se tuvo que adaptar muy bien porque no conocemos bien los circuitos, no podemos entrenar en ellos y nos cuesta, así que él se tiene que esforzar al máximo para poder buscar la mejor trazada y poder acortar ese tiempo. Lo hizo genial", explica. La siguiente prueba, dentro de un mes, será en Mora de Ebro, "que será su primera carrera nocturna. A ver qué tal."
DIFICULTADES. Ahora bien, no es oro todo lo que reluce. La inversión económica es elevada "puesto que cada moto nueva ahora mismo ronda los 1.800 euros". "Hay muchas cosas: el desgaste de las ruedas, el mono, la espaldera, la pechera, los guantes, las zapatillas, el casco… es todo muy caro", detalla. "Además, es un motor de competición, lo que exige estar todo el día encima de él, con un mantenimiento casi diario", apunta.
Marc Seneira. - Foto: Óscar Solorzano.No obstante, este no es el mayor de los obstáculos, aunque su tamaño ya sea lo suficientemente abultado. "Marc tiene cinco años. Y la mayoría de niños contra los que compite son más mayores", precisa. Además, a esto se une que para cada circuito "hay que saber poner bien la moto". "No sabemos qué desarrollos poner y no podemos entrenar en esos circuitos hasta el fin de semana de la competición, con lo cuál vamos a ciegas. Un poco con las oídas de los padres de los padres que nos dicen que tenemos que hacer tal y poner cuál". Eso sí, como en cualquier deporte, la competitividad está latente. "Al principio somos todos muy amigos, pero cuando tu hijo va creciendo y mejorando, las ayudas y los consejos disminuyen. Lo que antes era muy bonito, empieza a ser muy deportivo y competitivo. No es como en MotoGP que se cierran y se bajan las puertas, pero se nota", destaca.
Los patrocinios, a su vez, también escasean y llegan con cuentagotas. "Cualquier ayuda es bienvenida, económica o de cualquier tipo. Tanto mi mujer como yo y nuestra familia estamos haciendo un esfuerzo asombroso por hacerle feliz, porque si no el gustaría no lo haríamos". "Contamos con una peluquería, una pizzería, una copistería para las pegatinas y la ayuda del Karting Rioja, que nos ayuda muchísimo facilitando las instalaciones para poder entrenar", expresa.
Pese a eso la idea es seguir. "Marc es feliz y y yo estoy súper ilusionado. Estamos dando el 100% para poder seguir hacia adelante. Yo veo que Marc es una persona muy lista, que coge todo muy rápido y que vive por ellos, así que cuando haces algo de verdad, con amor, sale rodado" explica el padre de un joven que no le teme a nada y que si tiene techo, aún está muy lejos de conocerlo.