Los gestos del capitán

Roberto Morales (EFE)
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Morata siembra su buena fama en el vestuario de la selección española. El delantero rindió respeto a Kroos en su último partido como profesional y también guardó el balón con el que Mikel Merino marcó frente a Alemania

El punta ejerce un importante rol tanto dentro como fuera del terreno de juego - Foto: Heiko Becker / Reuters

Antes de celebrar con locura el pase a semifinales de la Eurocopa de Alemania, tras tumbar al campeón, después de romper a llorar sin controlar la emoción, Álvaro Morata protagonizó dos gestos de capitán de los que han sembrado su buena fama en el vestuario y en el mundo del fútbol.

Buscó a una leyenda que se despedía del fútbol ante el país al que tanto quiere y en el que instalará su residencia, Toni Kroos. Excompañero en el Real Madrid, cuando llegó a su altura, Morata le miró a los ojos y se puso a aplaudir en su cara. En varias ocasiones antes de darle un abrazo, entre el consuelo y la admiración a un futbolista ejemplar.

Se lo comentó al oído el ariete a Kroos, antes de aplaudir por segunda vez a milímetros de su cara en señal de respeto y admiración por su manera de despedirse del fútbol cuando ha querido y como ha deseado. Todo ello antes de enfundarse en un segundo abrazo.

En ese momento, Morata ya se había preocupado de localizar el balón con el que Mikel Merino había marcado un tanto para la historia del fútbol español. En el minuto 119. El gol con el que, por primera vez, la Roja tumbó al anfitrión de un gran torneo en un estadio repleto de su afición.

Lo puso a buen recaudo pidiendo a una persona de la Federación que se lo guardara unos minutos, al acabar la fiesta sobre el césped. Tras quitarse la chaqueta y la camiseta y gritar al fondo en la grada del Stuttgart Arena donde estaban los españoles en inferioridad, recuperó su balón y pidió a sus compañeros que lo firmaran. Era el detalle del capitán con Merino. El regalo de un momento inolvidable.

«Estaba muy feliz recibiendo besos y abrazos de mis compañeros y Álvaro tuvo un gesto muy bonito conmigo», desveló Mikel Merino el día después, aún con la resaca emocional por todo lo vivido.

Consiguió hacerse con el balón del gol, que fue el mismo con el que se acabó el partido. Sabe que esos momentos son únicos y que no sabes cuándo se pueden volver a vivir, que «con el paso del tiempo los valoras mucho y tengo el balón en la habitación como un recuerdo muy especial», destacó. «Es un recuerdo único que tendré en mi mente siempre y lo pondré donde se pueda ver», añadió en una charla posterior con la Federación Española.

La noche más especial para el mediocentro no acabó en Stuttgart. La selección regresó tras el partido por carretera para cenar a última hora de la noche en su hotel de concentración en Donaueschingen, con el partido puesto en la gran pantalla del comedor. Todos volvieron a vibrar con el gol del jugador 'txuri-urdin', que con timidez escuchó cómo le bromeaban y cantaban su nombre.

«Estoy contento, con recuerdos muy frescos, con mucha alegría, la adrenalina todavía en el cuerpo y con ganas de seguir trabajando tras hacer algo histórico. He visto el gol tres o cuatro veces porque no soy de meter muchos goles y si tengo la suerte de meter uno así encima con un salto, un escorzo llamativo, siempre da gusto recrearse en ese tipo de acciones», reconoció.

'A la carta'

La alegría se ha instalado en el seno de un combinado nacional que ayer aún no comenzó a preparar sobre el terreno de juego el duelo ante Francia, centrado el seleccionador Luis de la Fuente en recuperar a sus jugadores tras el gran esfuerzo realizado en los cuartos de final para derrotar a Alemania en la prórroga, con sesión 'a la carta' antes de las semifinales.

Con la ausencia de Pedri por lesión, con un esguince de rodilla que le aparta de la Eurocopa 2024, y las bajas por sanción de Dani Carvajal y Robin Le Normand, el cuerpo técnico priorizó en el trabajo individualizado.