El decano de los economistas riojanos -el Colegio nacional colabora en la redacción del Barómetro Industrial de los ingenieros técnicos- muestra cierto escepticismo respecto al comportamiento de la industria regional y considera que más que un éxito de esta comunidad se debe a un «fracaso» de otros territorios, en particular el País Vasco. «Pienso que está flojeando;es una región con un capacidad de generación de riqueza en términos industriales muy potente, pero que, sin embargo, en los últimos años está perdiendo fuelle», reflexiona Ernesto Gómez, que considera que hay circunstancias de cariz político «y el centralismo de Madrid» que están contribuyendo a ello.
No obstante, reconoce que el desempeño de la industria riojano es óptimo y recuerda el Objetivo 2020, esto es, que la supusiera el 20% del PIB en el año 2020, meta que ha cruzado con solvencia. «No hay que mirar si las estadísticas son positivas o negativas, sino que hay que analizarlas en perspectiva», argumenta el presidente de los economistas, que destaca que la generación de riqueza debe asentarse en una industria competitiva y puntera en tecnología. «Cuanto más crezcamos, más empleos de calidad generaremos», constata, al tiempo que, en este contexto, apunta que ser la comunidad donde mayor peso en el empleo tiene la industria puede no ser un dato tan optimista; de hecho, entiende que puede ser incluso «negativo». «¿Por qué ha superado a Navarra donde la importancia específica del automóvil es tan elevado?», cuestiona. Al respecto, argumenta que se trata de un sector de altísima tecnificación, que no necesita una mano de obra intensiva, mientras que en La Rioja «contamos con una industria más artesanal, que obliga a más fuerza laboral, lo que no significa que sea positivo». Argumenta que la industria debe apostar por la competitividad en un contexto global y, en consecuencia, hay que lograr contar con ámbitos de producción que no requieran mano de obra intensiva.
Con este trasfondo, destaca la necesidad de facilitar la instalación de grandes empresas, capaces de generar un importante volumen de empleo. Reitera los graves obstáculos que afectan al suelo industrial riojano, con la necesidad de grandes polígonos que ofrezcan parcelas a precios baratos. Cita la situación que atraviesan los polígonos de Alfaro y Calahorra o Las Cañas de Logroño. «No tenemos el empujón que necesitaríamos», concluye.