Mujer, dedicada a la docencia entre 46 y 55 años. Este es el perfil del empleado medio al servicio de la administración pública riojana, que en la próxima década se enfrentará a la jubilación de un importante volumen de su personal, lo que obligará a los responsables del Gobierno regional a gestionar con celeridad la provisión de efectivos para cubrir las necesidades crecientes de una población que, al igual que sus trabajadores, envejece.
Así, y según los datos que proporciona el Instituto de Estadística de La Rioja, de los 14.976 trabajadores públicos con los que cuenta la administración autonómica, cerca del 75% de la plantilla, 11.131 son mujeres, mientras que 3.845 son varones, lo que constata el alto grado de feminización de la administración autonómica, un porcentaje más elevado que la media nacional -60%-, al no contar con personal militar o fuerzas del orden público, cuyas filas engrosan, de manera abrumadora, los varones.
Son los servicios sanitarios, con 5.619 efectivos, y la docencia no universitaria, que contabiliza 5.205, los ámbitos que suman más de dos de cada tres empleados, 10.824, con una supremacía, igualmente femenina, con 3.718 mujeres en educación frente a 3.718 hombres, peculiaridad significativamente más acusada en el área de salud, donde las primeras, 4.589, cuadruplican a los segundos, 1.030.
El envejecimiento de la plantilla es un factor a considerar a la hora de garantizar la sostenibilidad de los servicios, habida cuenta de que 8.209 de los trabajadores públicos tienen más de 45 años, 2372 docentes. 2.764 empleado de la administración general y 3.73, de sanidad.
También la Administración de Justicia, la última competencia asumida por la comunidad de La Rioja, en la pasada década, comparte las mismas características que el resto de las ámbitos de gestión y muestra un perfil abrumadoramente femenino -282 mujeres frente a 79 varones-, 361 funcionarios de los que 263 tienen más de 46 años.