Aunque sigue afectado por lo sucedido en su tierra, es, posiblemente, uno de los jugadores más reconocidos, a la par que respetados, de la Sociedad Deportiva Logroñés y lo es por su rendimiento en el campo, su bonhomía fuera de los terrenos de juego y por su estilo en el verde y fuera de él. Nacho Ruiz (Torrent, 1997) ha caído de pie en la entidad blanquirroja.
Formado en las canteras del Valencia, Espanyol, Alavés y Levante -se considera un poco granota- este polivalente lateral izquierdo, compañero de generación, entre otros, de Carlos Soler (West Ham), Pau Torres (Aston Vila), Javi Puado (Espanyol) o Pedro Chirivella (Nantes), aprovecha su tiempo libre para crear contenido además de para hacer sus primeros pinitos en el modelaje.
Su cuenta en Instagram (@nacho11ruiz) se acerca a los quince mil seguidores mientras que ya ha seducido a más de cincuenta mil tiktokers y lo ha hecho con sus colaboraciones con la barcelonesa Square Talents para la que ha participado en diferentes campañas de Zalando, Bershka o Pull & Bear.
Además de sus trabajos para distintas marcas, el zaguero valenciano enseña a sus seguidores postales logroñesas como las que ofrecen el Teatro Bretón, la Escuela de Artes o el mismo casco antiguo.
«Es cierto que la creación de contenido me lleva tiempo, pero también lo utilizo como una forma para evadirme del fútbol y creo que me viene bien. Hago vídeos, subo fotos mías, despejo la mente y, sobre todo, me divierto», explica un futbolista que llegó a La Rioja el enero pasado reclutado por el Calahorra.
Si el valenciano es todo sacrificio en el verde, fuera de los terrenos de juego destaca por una estética que no deja indiferente a nadie. «Mis padres a veces me dicen que visto un poco extravagante. No les gusta, pero me respetan y apoyan en todo lo que hago», afirma.
«Hasta hace cuatro años no estaba para nada enganchado a la moda. Ahora reconozco que es algo que me gusta. Miro mucho, investigo y, si puedo, me doy algún capricho», se sincera antes de confesarse fan de Jaded London. «Gracias a Dios, y a mi trabajo, no me gasto mucho en ropa», bromea.
Hasta hace unos años, su look era más propio del clasicismo del que ha hecho gala Xabi Alonso o Antoine Griezzman, imagen de marca de Mango. Ahora, su estilo es totalmente antagónico. Su outfit más informal no hace ascos a los complementos femeninos: «No me importa llevar faldas-pantalón, pañuelos, bisutería o bolsos».
En esta arriesgada apuesta por una estética unisex, se fija en compañeros de profesión que también arriesgan fuera del 110x90. «Bellerín también ha lucido ropa de segunda mano, algo que a mí me gusta mucho. En Logroño hay muy buenas tiendas de ropa usada. Borja Iglesias fue criticadísimo por llevar un bolso a una boda», explica. Pero su referente es Jules Koundé, «que es la hostia, sin duda».
Su estética tan atrevida genera comentarios de desaprobación («hay muchísimo haters, lo sé, pero es algo que no me afecta») y no son pocos los diseñadores y creadores de contenido («en Logroño hay jóvenes dentro de la moda muy buenos», ensalza antes de destacar a BrunoLangarica, Claudia Gumiel o Manuela Puch) que se sorprenden «que juegue al fútbol y sea profesional en la Sociedad Deportiva Logroñés».