El Gobierno de La Rioja tiene a disposición de todos los ciudadanos el Servicio de Mediación dependiente de la Dirección General de Justicia e Interior.  Para el ejercicio de esta competencia se mantiene un contrato para la coordinación del mismo y se suscriben anualmente convenios de colaboración con los Colegios profesionales de Abogacía, Psicología, Economistas, Trabajo Social, de Graduados Sociales y con el Instituto Riojano de la Vivienda.

La directora general de Justicia e Interior, Tania Sáez; y la coordinadora del servicio de Mediación, Marina Gómez, dan las pautas de como funciona este servicio.

Gómez explica que trabajan la mediación intrajudicial, es decir, «asuntos que están dentro del juzgado y de ahí nos derivan desde familia, civil o penal»; y la mediación extrajudicial, «que son asuntos que no han llegado todavía al juzgado y es una opción que se le da a todo ciudadano para poder solventar el conflicto previamente con una mediación». 

Indica que la parte que más cuesta es que los ciudadanos acudan allí porque «hay un desconocimiento real de lo que es la mediación. Muchas veces se entiende que venir aquí es ceder pero no es así ya que es otra forma de solventar un conflicto».

Sáez señala que cuando el conflicto llega hasta el juzgado, el juez decide «si es blanco o negro, o si es sí o no». «En cambio, en la mediación las dos partes ceden y las dos se benefician», asegura.

Aparte, Gómez remarca la importancia de este servicio porque «le da al ciudadano la opción de poder participar activamente en como solucionar el conflicto que está viviendo». Recuerda que en el sistema judicial hay una aplicación de la ley, por lo que «la persona no tiene capacidad de decisión».

Sáez añade que hay muchas veces en las que el conflicto sea con alguien con el que vas a seguir conviviendo, como un familiar o un vecino, por eso, «si se llega a un acuerdo con esa persona, será mejor que si se acude al juzgado y exista un conflicto durante toda la vida».

Familia. Por otra parte, la coordinadora de mediación señala que los casos en los que es más difícil llegar a un acuerdo son en los que están involucrados la familia o vecinos porque «son conflictos que vienen de muy atrás y hay muchos implicados».

«En cambio, los más fáciles de resolver son en los que no hay una relación previa porque no hay una parte emocional», afirma.

Sáez destaca la satisfacción que genera conseguir que las partes lleguen a un acuerdo, ya que «es una sensación fuerte y muy grande». «Hay que ayudar a las personas y resolver sus conflictos, concluye.