La rectora de la Universidad de La Rioja es catedrática de Didáctica de la Expresión Corporal, lo que, seguramente, ayuda a encarar una entrevista con el punto justo de prudencia en las respuestas y el entusiasmo inherente a quien arranca una nueva etapa que se presume histórica por retos como la puesta en marcha de una facultad de Medicina, la implantación de estudios en torno al español inéditos en España o la coordinación de una red europea de campus en torno al vino. En esa carrera de fondo, Eva Sanz Arazuri parte con el plus de la experiencia como vicerrectora en el equipo del exrector Juan Carlos Ayala y de un mandato alargado de cuatro a seis años.
En su toma de posesión, dijo que su objetivo es que la UR sea un motor económico y social de La Rioja. ¿En qué se traducirá ese reto?
A través de los distintos ejes fundamentales de la universidad, como la formación de nuevos profesionales y la ayuda a la recualificación de los profesionales actuales, por ejemplo a través de microcredenciales. Y en seguir adaptando nuestros grados y títulos de máster y postgrado a las necesidades de la sociedad. Y también a través del eje de la investigación, para aportar resultados a la demandas económicas y sociales.
Un asunto pendiente es la reforma de los estatutos de la Universidad. ¿Se retomará en breve?
Estamos en ello. En breve habrá una reunión de la mesa del Claustro para retomar la reforma. Los aprueba el Claustro. Hemos cambiado el equipo de Gobierno, pero el Claustro no se ha renovado. Del equipo de Gobierno solo entran como miembros natos el rector, el secretario y el gerente y el Claustro, que será el que decida la reforma, lo conforman cien personas. Hay que continuar con el proceso, porque tienen que estar aprobados en abril.
Otra de sus metas es el intercambio de conocimiento entre el campus y la sociedad riojana. Hay sectores económicos que se quejan de la dificultad para encontrar personal bien formado. ¿Falla la coordinación entre oferta y demanda?
Es uno de nuestros pilares fundamentales. Debemos estar muy cerca de esas necesidades de la sociedad y el elemento clave es escuchar; estar cerca de la sociedad y escuchar a las empresas, a entidades de todo tipo y a las instituciones para saber cuáles son las necesidades reales actuales y de futuro. Tenemos que anticiparnos a ese futuro, porque los títulos de grado son de cuatro años y el futuro profesional saldrá formado después de ese tiempo.
El sector TIC reclama más plazas en Ingeniería Informática y Matemáticas. ¿Se atenderá esa petición?
Este equipo de Gobierno se define por la prudencia y la rigurosidad. Tenemos que escuchar lo que demandan los futuros universitarios y las empresas, pero también analizar si tenemos capacidad para ofrecer con calidad lo que se nos pide. Debemos proveernos primero de esos recursos para aportar esa demanda con calidad. Hay que estudiar si realmente se necesitan más plazas de Ingeniería Informática, de Matemáticas, de Educación o de Trabajo Social, de titulaciones con mucha demanda. Cuando demos el paso será porque estemos seguros de que podremos ofrecer a la sociedad no solo más cantidad sino calidad en la formación de nuevos profesionales.
Hay también demanda de profesionales sanitarios y en ese ámbito la UR tiene ante sí el reto trascendental de implantar el grado de Medicina. ¿En qué fase está esa aspiración?
Es un proyecto compartido con la Comunidad autónoma. Después de la toma de posesión, es una de las acciones que hemos retomado y en breve habrá una reunión de la comisión mixta entre el Gobierno de La Rioja y la Universidad de La Rioja para ver en qué punto se quedó todo y continuar con cierta aceleración. Hay tres pilares fundamentales: la elaboración del plan de estudios; los recursos humanos, porque harán falta profesores e investigadores; y las infraestructuras y el equipamiento. El plan de estudios lo asume la Universidad y está muy avanzado; en breve la subcomisión que ha trabajado en él nos presentará el primer borrador.
¿Y en los otros dos ámbitos?
En el de recursos humanos hay otra comisión mixta, porque aparecen figuras contractuales que hasta no existían en la Universidad de La Rioja, al estar limitadas a profesores e investigadores del ámbito sanitario y es necesario un acuerdo para ofrecer esas figuras contractuales. Queremos que sean interesantes, que a los médicos les resulte atractivo venir a La Rioja para ofrecer su parte asistencial en los centros hospitalarios y aportar en la formación de los futuros médicos. Y está el edificio, cuya mayor responsabilidad recae en el Gobierno de La Rioja.
¿Cuándo se presentará la memoria del plan de estudios de Medicina a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) para la aprobación del título?
Antes de las vacaciones de verano seguramente tendremos una versión para enviar a Aneca.
¿Cuántas plazas se ofertarán?
No está definido del todo. Nuestra apuesta es comenzar con un número reducido de estudiantes. Es una titulación nueva que se nutrirá de profesorado que ya tenemos en la Universidad especializado en Ciencias de la Salud, pero no tenemos de momento médicos para las áreas específicas de medicina. Lo prudente es ir incorporando el número de alumnos que podrán matricularse a la par que incorporamos profesores. Y no es fácil conseguir una plaza permanente en las universidades, porque no basta con ser un buen profesional, hay que ser doctor y tener una acreditación de Aneca. Debemos equilibrar ir captando a profesionales que ya están preparados para dar el salto y formar a profesionales sanitarios muy buenos que hay en la región para que puedan concursar a esas plazas. Estamos planteando unas condiciones que sean atractivas y tengan un efecto llamada para médicos de otras regiones.
¿Y qué incentivos se ofrecerán?
Hablamos de condiciones retributivas, de conciliación entre tareas docentes, investigadoras y asistenciales. En otras comunidades, un médico en ejercicio que pasa a ser profesor vinculado de la universidad pierde algunos derechos de esa parte de ser estatutario sanitario; nosotros intentaremos integrar todas esas cuestiones para que sea ventajoso. Ser una comunidad que no tiene aún el grado de Medicina nos permite aprender de otras.
Parece que ha variado la ubicación inicial de la facultad y ahora se piensa en el solar del antiguo hospital San Millán, junto a la Escuela de Enfermería y el Carpa, en lugar del aparcamiento del Cibir. ¿La decisión está ya tomada al cien por cien?
No puedo dar información, porque tenemos que sentarnos en la comisión mixta. La parte del edificio está liderada por el viceconsejero de Salud y nos sentaremos en breve para ver cómo está ese punto.
¿Qué opción le parece mejor?
Las dos tienen pros y contras. Estamos en una ciudad relativamente pequeña en la que los desplazamientos son cortos y podría ser una buena medida que estuviese integrado en el campus, por la gestión académica y universitaria, y cerca del Carpa, donde los alumnos pueden hacer prácticas, pero, por contra, queda a mayor distancia del hospital San Pedro. La zona del Cibir tiene la ventaja de que los futuros médicos estarían ya respirando su futuro ambiente de trabajo y al personal que tendrá que compaginar docencia e investigación quizás se le facilitarían esas tareas y podría ser más fácil el trasvase de clases teóricas y prácticas entre el hospital y la facultad. Pero del campus al hospital se tardan cinco minutos.
¿Veremos alumnos de Medicina en el curso 2026-2027, como apuntó el presidente Capellán como objetivo?
Vamos a trabajar para ello. Es uno de los proyectos principales de nuestro programa y trabajaremos para que pueda ser una realidad.
Desde la UR han venido diciendo que Medicina no puede restar recursos a otros estudios. ¿La financiación está garantizada?
Es lo que hemos puesto sobre la mesa en todas las conversaciones con el Gobierno de La Rioja y tenemos la palabra de la Comunidad autónoma en ese sentido. Hay que trasladar esa tranquilidad a la comunidad universitaria; se trata de la implantación de un nuevo grado que no impactará negativamente en el resto. El grado de Medicina supone un coste bastante elevado y tiene que ser un coste extra a la financiación que ya recibe la Universidad de La Rioja.
Hasta ahora, el Gobierno regional aporta una cantidad anual para financiar a la UR. Se habló del objetivo de fijar un plan financiero plurianual. ¿Cómo está esa cuestión?
Esa es la idea y en eso estamos en consenso con el Gobierno de La Rioja y ya nos hemos emplazado a trabajar en la comisión mixta. La idea es trazar una línea de financiación plurianual en la que se incluyan los estudios de Medicina.
¿Hay ya una estimación del coste que tendrá implantar Medicina?
Se está haciendo un análisis de costes en paralelo al plan de estudios, que también determina las necesidades en recursos humanos y las infraestructuras. Es precipitado hablar aún de cifras.
¿Con Medicina se completa el catálogo de estudios que ofrecerá la UR o hay aspiración de alguno más?
Esa puerta siempre tiene que estar abierta. Tenemos en mente poder implantar otro grado que puede ser una novedad importante y que nos identifique y nos haga significativos como universidad, que es el de Tecnología del Lenguaje. Es muy novedoso, porque las materias de conocimiento son híbridas, ya que atiende tanto al ámbito de las ciencias como el de las letras. Engarza todo lo que tiene que ver con inteligencia artificial, ingeniería informática, procesamiento del lenguaje, filologías modernas y lenguas clásicas.
¿Será el título que tire del futuro Centro de Industrias del Español?
Efectivamente. Ya tenemos un máster en procesamiento del lenguaje que está funcionando muy bien y hemos lanzado el título de Tecnología del Lenguaje, que está en manos de la Comunidad autónoma y el siguiente paso sería Aneca, para que lo evalúen. Nos gustaría que para el curso 2026-2027 sea otro de los títulos que podamos implantar.
¿Existe algo similar en España o sería un grado pionero?
En Estados Unidos hay muchas titulaciones en ese ámbito, pero en la universidad española seríamos pioneros con un título de grado. Es una oportunidad excepcional de La Rioja, que debe ser la primera en implantar un título de estas características por ser cuna del español y querer estar a la vanguardia de las nuevas tecnologías. Será un reto muy ilusionante si lo conseguimos.
En 2023, el presidente Capellán y el anterior rector anunciaron la construcción de la sede del Centro de Industrias del Español en una parcela aledaña al edificio Quintiliano. Ahora parece que el Gobierno es partidario de llevarlo al futuro parque tecnológico en Albelda. ¿Se renuncia al nuevo edificio del campus?
Seguimos dialogando con el Gobierno de La Rioja sobre este edificio que irá ubicado en esa parcela. No sé cuáles son las intenciones del Gobierno de La Rioja, pero desde luego este proyecto sigue adelante.
¿En el parque tecnológico de Albelda tendrá presencia la Universidad?
La UR estará presente en ese centro tecnológico. Somos un centro de referencia de I+D+i y el Gobierno de La Rioja cuenta con nosotros.
¿El futuro edificio que se levantará junto al Quintiliano también dará cabida a otros espacios universitarios?
Necesitamos un espacio amplio que dé cobertura a distintas actividades y con más aforo que el aula magna actual. Y que albergue la formación de esos títulos relacionados con el español, las nuevas tecnologías, el máster de Procesamiento del Lenguaje o el grado de Tecnologías del Lenguaje y a los grupos de investigación de esa temática.
La Rioja es una de las grandes regiones vitivinícolas.La UE valoró positivamente la propuesta de la UR para la Universidad Europea del Vino. ¿Está decidido que sea la sede de esa red?
Hemos pasado la primera fase con muy buena nota en esa red de universidades europeas, ya hemos cubierto la segunda fase y estamos a la espera de que nos contesten sobre el tipo de financiación con el que contaremos. Lo que sí es una realidad es que cuando esté aprobada esa red, la Universidad de La Rioja será la coordinadora. Es otro hito importante para una universidad pequeña que se convertiría en coordinadora de diez universidades en torno al vino y la alimentación con identidad territorial. Seríamos una de las pocas universidades españolas que coordinan proyectos europeos de este tipo.
Frente al Rectorado está el antiguo edificio religioso de Corazonistas. ¿Se sabe qué uso se le dará?
Es otra de las actuaciones que tenemos presente para los próximos seis años. Tenemos que analizar y ver qué posibilidades puede tener, pero no podemos negar que somos una institución que se sostiene fundamentalmente con financiación pública que hoy por hoy no tiene capacidad para afrontar un proyecto de tanta envergadura. Por tanto, tendremos que buscar alianzas y aliados para ver qué salida le damos.
El acuerdo con la UNIR evitará que esa universidad privada online compita con la UR en estudios presenciales que se impartan en el campus público. ¿Ese pacto asegura una relación de buena vecindad?
La actitud de este equipo de Gobierno es la del diálogo, la escucha y la fraternidad con todos. A través del diálogo podemos buscar puntos de encuentro e incluso poder manifestar cuestiones que nos parezca que se deberían hacer de otra forma.