«El guitón no ha dejado de existir; está en todas las partes»

El Día
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Pepe Viyuela estrenó en Almagro la obra de Gregorio González y ahora rueda Sin cobertura

Pepe Viyuela. - Foto: Óscar Solorzano

Logroño es la ciudad donde están enterrados sus padres, en la que nació en 1963 y de la que se marchó dos años después. Pero Pepe Viyuela, que echó raíces en San Sebastián de los Reyes, no se olvida de la capital riojana a la que espera volver para presentar El Guitón Onofre, obra rescatada a finales de la pasada centuria pero que fue escrita por Gregorio González en 1604.

A cuatro manos con Bernardo Sánchez, estrenó en Almagro esta obra picaresca en la que es coadaptador, productor y actor. Aún no ha empezado a girar pero nadie duda de su futura presencia en el Bretón. Su sueño, confesable, poder llevar El Guitón a Rincón de Soto, localidad natal de Gregorio González.

Viyuela desempolva «un término muy bonito y que en realidad no ha dejado de existir» que para la RAE tiene la acepción de vagabundo aunque, en su sentido amplio, denota «esos seres que viven del engaño y de la estafa». Y, como todos sabemos, «estos personajes que viven de la mentira no son seres del barroco sino que están en todas las partes: en la economía, en la política, en el derecho». No tiene pelos en la lengua pero, como la corrección impera, esconde airear quién es el guitón por antonomasia del ruedo hispánico: «¡Hay tanto guitón y no siempre de baja extracción social!».

Pero además de emerger El pícaro perdido, Viyuela lleva una vida profesional plena. En la actualidad, rueda Sin cobertura, comedia ambientada en la Edad Media en la que este secundario de lujo comparte plano con Ernesto Sevilla y Alexandra Jiménez. Hasta 2025 no se estrenará pero todavía puede verse en las salas La familia Benetón, otra de sus numeras incursiones cinematográficas.

Aunque ha triunfado en la pequeña pantalla y en la grande, es en las tablas donde se siente realizado: «Me clasificaría como un actor teatral. Tengo claro que ese es mi mundo natural, donde estoy más a gusto sin que eso quiera decir que en otras plataformas no lo esté».

Acostumbrado a la simbiosis mágica que desencadena la cuarta pared, este verano ha dado rienda suelta a otras de sus pasiones: la recitación. Acompañado por la arpista Sara Águeda ha participado en la Quincena Musical Donostiarra: «¡Quién me iba a decir a mí que iba a participar en la Quincena!». «Hace años que estoy metido en recitales y cada vez me gusta más. Utilizo la palabra para comunicar y lo hago envuelto con la música», agrega. Se ha subido a un escenario para declamar poesía mística pero también Los Milagros de NuestraSeñora del primer autor conocido en lengua castellana, una experiencia que intentará repetir porque «nunca había pensado que un recital tuviese tanto fortaleza».

Pero como caben muchos Pepes Viyuela en el actor logroñés -poeta, escritor, payaso, etcétera- siempre saca tiempo para sumarse a cuanta causa social lo reclame. Su compromiso va más allá de la política (lleva veinte años formando parte de las listas de Izquierda Independiente a la alcaldía sansera pero siempre «de forma testimonial y con la garantía de no salir electo porque no tengo tanta generosidad como para convertirme en político», y esta última afirmación no es una humorada) hasta el punto que se le lacera el alma cuando asiste, inerme, a la enésima destrucción de Gaza. «Estuve hace unos diez años y ya la sensación era que se vivía como en la Edad Media. Ahora es muchísimo peor, es un cementerio. Se está perpetrando un genocidio, una masacre tolerada a la que no queremos poner freno de forma pacífica pero contundente», se despide con sincero pesar.