Ainara Martínez es una persona sorda de nacimiento que utiliza un implante coclear en uno de sus oídos. Recuerda que empezó a usar audífonos y a acudir a clases de logopedia. «Las personas sin estos problemas pierden audición con la edad, pues las personas sordas más aun», indica.
Comenta que a los 27 años tuvo sordera súbita, lo que provocó que perdiera la audición por completo, lo que provocó que le colocaran el implante coclear. «Yo pensaba que no sería algo muy positivo, sino que sería mejor que nada. Sin embargo, este implante me ha ayudado mucho más que el audífono en toda mi vida», subraya.
Martínez guarda un recuerdo «especial». Estuvo seis meses sin escuchar nada, y después, la operación del implante fue «muy sencilla, ya que no tuve dolor ni nada por el estilo».
Cuenta que cuando le activaron el implante se oía raro porque eran sonidos similares a dibujos animados y las voces muy bajitas. «Fue increíble y maravilloso volver a oír después de varios meses de oscuridad sonora», destaca.
Reconoce que las primeras veces le costaba entender ciertos sonidos aunque «hay que necesitar mucha rehabilitación logopédica y un entorno oyente que te ayude a describir los sonidos». El asunto, detalla, es que no se sabe que sonido está sonando porque «el cerebro lo interpreta como un ruido y lo ignora».
Martínez desvela que tardó un año en volver a diferenciar los sonidos y las voces después de la operación. «El primer año logré un aumento muy grande a la hora de reconocer todos los sonidos», resalta orgullosa.
Recuerda que las primeras veces que escuchó voces tuvo dificultades para diferenciar si eran de hombres o de mujeres porque «todo era un sonido de voz muy aflautada, similar a la de los dibujos animados». Más adelante se fueron esclareciendo los sonidos y poco a poco, vas diferenciando la voz de quien es y que está diciendo.
Además, informa que ahora está terminando la carrera de psicología porque «esto me ha hecho aumentar la autoestima y pensar que puedo conseguirlo. Antes lo veía mucho más difícil debido a la falta de accesibilidad que existe, así que me ha dado más autonomía», destaca.
Por otra parte, Martínez remarca la labor que está haciendo la Asociación de Familias y Discapacitados Auditivos de La Rioja (ADARI). «Damos información para ponerse un implante porque es el mayor desconocido en la sociedad», asegura.
Admite que al principio son momentos de mucho miedo e incertidumbre pero «en la asociación tenemos testimonios de gente que han pasado por el proceso», tranquiliza. Además, se da información sobre las diferentes ayudas económicas que existen.