«Me gusta García Rodero y la sensibilidad de García-Álix»

El Día
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Kilian Cruz-Dunne, concejal socialista del Ayuntamiento logroñés, fue en una vida pretérita crítico de cine y fotógrafo del diario Alerta de Cantabria, actividad que dejó atrás para mudarse a La Rioja

Kilian Cruz-Dunne posa en el Auditorio con cámaras del siglo pasado. Antes de dedicarse profesionalmente a la política fue fotógrafo de prensa y de estudio. - Foto: Ingrid

La vida pública de Kilian Cruz Dunne arranca hace una década -los años que lleva de concejal en el Ayuntamiento de Logroño- y su periplo riojano se remonta a inicios de siglo. La que no es pública es su vida pretérita que le relaciona con el mundo periodístico por una doble vía.

Antes que edil y representante de las AMPAS, este cántabro con raíces gaélicas («mi padre se fue a estudiar inglés a Dublín y ahí conoció a mi madre, que acabó mudándose a España», relata) regentó un estudio de fotografía en la Calle Alta de Santander. «Alta Fotografía», informa, era el nombre del estudio que traspasó justo antes de mudarse a la capital riojana.

Dejó atrás tierras montañesas para seguir los pasos de su mujer, «reclamada por el IRSAL». «Era una época», finales de los noventa y principios de los 2000, «en la que el Gobierno de La Rioja reclutó numerosos técnicos de la zona». 

En Logroño nació su hijo mayor y la más pequeña mientras que la mediana lo hizo en Santander, ciudad en la que se quedó su estudio y sus colaboraciones, cinematográficas y fotográficas, con el diario Alerta.

«Esta decisión me pilló en los años en los que estaba en marcha la transición de lo analógico a lo digital», recuerda. Esa transformación la acometió su socio mientras que él dijo adiós a su estudio y a la redacción.

En el Alerta entró gracias a los «contactos culturales que hicimos en Alta Fotografía». «Curaba exposiciones, preparábamos eventos relacionados con la fotografía, publicábamos libros....», enumera. Y como una cosa llevó a la otra, dio con sus huesos en una redacción «primero haciendo críticas de cine y luego también fotografías».

En sus cerca de diez años de colaboración periodística «no recibí presión alguna» desde la esfera política y eso que «siempre he sido socialista y Santander ha sido una capital en la que nunca ha gobernado el PSOE».

Como crítico cubrió en diferentes ocasiones el Festival de Cine de San Sebastián y la SEMINCI de Valladolid aunque ya no frecuenta tanto las salas. «Iba mucho al cine pero ahora mismo no hay nada que me seduzca», lamenta y eso que «me gusta todo lo que hace Christopher Nolan o David Fincher». 

En su condición de bilingüe («aunque se me está oxidando el inglés»), adora el cine VOSE, devoción que ha inculcado a sus hijos. La última peli que vio, en casa, fue De repente el último verano, filme que le acerca a su pasión por el «Hollywood clásico, de los años 30  y 40, justo antes del macartismo». «También me encanta el cine mudo. Es un cine incomprendido pero que sentó las bases de todo lo que vino después», agrega.

Dejando atrás su cinefilia, reconoce que también se ha despegado de la fotografía «aunque me sigue gustando Sarah Moon, la estética de Peter Lindbergh y, por supuesto, Cristina García Rodero y Alberto García-Álix, por la sensibilidad cómo retrata mundos tan distantes de los nuestros».