«El 90% de la clientela de este estanco son fijos del barrio»

Laura Merino
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Representa la tercera generación de un oficio, la venta de tabaco, y lo que más disfruta en su día a día es el trato familiar con los clientes que «llevan toda la vida»

Sonia Baños con una gran diversidad de productos en su estanco donde atiende a una clientela fiel - Foto: Óscar Solorzano

El oficio de estanquera es sinónimo de tradición, implicación y cercanía con la comunidad, así lo refleja Sonia Baños que ha dedicado toda su vida a trabajar en el estanco número 18, situado en la calle Marqués de Murrieta. Este negocio ha pasado de generación en generación porque fue su abuela quien empezó con él hace más de 60 años, continuaron sus padres y ahora le toca a ella seguir los pasos de su familia fortaleciendo la conexión con sus clientes. 

A lo largo de los años, el negocio ha evolucionado adaptándose a las nuevas formas de consumo, pasando por los tradicionales cigarrillos y papeles de fumar hasta llegar a los vapeadores. «Antes había cuatro marcas contadas, pero ahora son muchísimas más que debes conocer», expresa Baños, pero asegurando que si algo se va a mantener es la esencia de «la amabilidad, el respeto y el positivismo con el que se trata al cliente». Por lo que esta atención especial es una de las razones por las que «el 90% de los clientes son fijos del barrio». «Tenemos gente que lleva toda la vida acudiendo aquí y entre todos nos tratamos como en familia», indica la estanquera orgullosa de las relaciones tan cercanas. 

Además, explica que con la apertura de los juzgados notaron un «aumento de la clientela». Motivo por el que, junto a sus dos compañeras, los horarios son extensos, abriendo desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche «ininterrumpidamente», incluyendo domingos y festivos. Esto permite adaptarse a las necesidades de los clientes habituales, quienes encuentran en el estanco no solo los productos que buscan, sino también una sonrisa y una conversación amena. Sin embargo, entre los desafíos que destaca en su oficio están las restricciones legales y el bajo porcentaje de ganancia porque «es el mismo que hace 50 años y la vida ha subido, pero ellos se han estancado».  Aun así, lo que le llena cada día es poder conocer y tratar a todas las personas que pasan por el estanco.