«La burocracia es la mayor dificultad de mi trabajo»

El Día
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Jesús Prior naturaliza animales desde 2008 pero, «por principios » y aunque no falta demanda, «no trabajo con animales domésticos». La pieza de la que se enorgullece, un «íbex» tayico

Jesús Prior, junto a su mujer, es el responsable de Armería y Taxidermia Arte Decorativo, ubicada en el Polígono La Portalada. - Foto: Óscar Solorzano

Primero fue mecánico de coches y, desde 2008, dio un volantazo a su vida para dedicarse a la taxidermia, oficio que compaginó hasta 2020 con la guardia de caza, profesión «que daba muchos problemas y que acabé dejando». Jesús Prior (Logroño, 1980) es uno de los pocos taxidermistas en ejercicio en la región y en el norte de España, geografía de la que procede su clientela«aunque también me vienen clientes desde Ávila o Salamanca». 

Pese a que la conservación de los cuerpos es un oficio antiquísimo, la taxidermia se diferencia del embalsamiento que practicaban los egipcios «porque nosotros no conservamos ni órganos ni huesos». Llegó a esta práctica «porque me gusta la caza» aunque el único requisito que hay que tener para ser un buen taxidermista es «conocer bien a los animales».

En su taller, en La Portalada, figura una loba cazada en LaRioja en 2011 pero de la pieza que más orgulloso está es un «íbex» tayico. Junto a ambas, figuran jabalíes «albar y arochos» aunque, entre todos ellos, sobresale un «jabalí albino», una rareza a la que tuvo que incrustar «ojos azules», casi inexistentes. Además, su sala de trofeos incluye algún muflón de Cazorla, rebecos cántabros así como ciervos y corzos para elegir.

La naturalización de una buena pieza de caza exige «desollar, salar la piel, curtirla(la tarea de curtición se desarrolla en Jaén), estabilizar el PH de la piel, congelar la piel, montar sobre moldes de plástico (también de encargo) y  montar», proceso que puede durar hasta tres meses.

En Armería y Taxidermia Arte Decorativo hacen cráneos (con sus respectivas cornamentas), pecho, animales de medio cuerpo y de cuerpo entero «pero solo de especies cinegéticas». «Por principios», añade, «no hago peces ni aves pero tampoco animales domésticos y eso que ofrecen barbaridades». Aunque se presupone que es un oficio difícil, «la burocracia es la mayor dificultad de mi trabajo» pues las autoridades exigen la «trazabilidad» de las piezas a naturalizar.