20 años no son nada

El Día
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El Ciudad de Logroño cumple dos décadas convertido en un clásico de la Asobal

Foto de familia de la temporada 2003-04, la primera de existencia del club. - Foto: Club Balonmano Ciudad de Logroño

El Ciudad de Logroño, al tiempo que mira de reojo al duelo que este sábado le enfrentará con el Bidasoa (Palacio de los Deportes, 19 horas), está de celebración. Hace veinte años arrancó un sueño en Primera Nacional que ahora, dos decenios después, se ha consolidado en Asobal.

El día de San Miguel de 2003, el conjunto riojano disputó su primer partido oficial. Lo hizo en la tercera categoría del balonmano masculino y con el Pulpo Zumaia como rival (31-31). Más de 7.300 días después, el equipo presidido por Ángel Rituerto acumula ya más de 500 partidos en la elite masculina. De las 33 temporadas de existencia de la Asobal, los riojanos totalizan ya 18 campañas, ocupando la octava posición en la clasificación histórica de la misma. Un hito impensable hace dos décadas.

En este lapso, la entidad solo ha conocido tres entrenadores (Alberto Suárez, Jota González y Miguel Velasco), una dupla 'interina' (Toño Díaz-Luismi Ascorbe tomaron las riendas del equipo en el tramo final de la 2006-07, salvando la categoría) y solo tres presidentes: José Santamaría, Segundo Viguera y Ángel Rituerto.

Este último es el hilo conductor de estos veinte años. Fue directivo 'en la sombra' en el nacimiento del club y hace varias temporadas tomó el relevo de Segundo Viguera en la presidencia del Ciudad de Logroño. Aunque es amigo de mirar al futuro, no duda de los logros conseguidos: tres subcampeonatos de liga (jalonados con cinco terceros puestos), cuatro de Copa del Rey y dos semifinales de Copa EHF (actual Liga Europa). «Es increíble», resume.

Su mejor recuerdo está asociado a un triunfo en casa del extinto San Antonio «y que significó nuestra primera clasificación para Europa». Su peor momento, bromea, fue «la semana pasada», con la derrota en Sagunto.

En el retrovisor queda el sector de ascenso a Plata, disputado en el Palacio y en el que los riojanos no consiguieron su objetivo «pero demostró que en Logroño había afición por el balonmano y que había que subir a la 'B'». Se consiguió poco después, permutando la plaza con el filial del Barcelona.

Esta efervescencia continuó más tiempo. «El primer año, cuando vino el Barça, tuvimos que poner sillas adicionales. Ahora viene la tercera parte», lamenta. Por eso, cuando habla del porvenir, recuerda que «este club será lo que quiera la gente» aunque confía en que a la entidad le quede «cuerda para rato».

Si tiene que elegir un entrenador, se queda con «el actual, por supuesto», un Miguel Velasco que antes de sentarse en el banco fue uno de los muchos nombres propios que han pisado el parqué. Si tiene que elegir un jugador, Víctor Vigo le llena los ojos y eso que han vestido la camiseta del Ciudad de Logroño deportistas de la talla de Juanín García, Fis, Belaustegi, Havard Tvedten y, más cerca en el tiempo, Agustín Casado, Serradilla o Miguel Sánchez-Migallón. La cuota riojana la inauguraron entre otros Óscar Santibáñez, Ramiro García Infante o Luismi Ascorbe, capitanes estos dos últimos, mientras que han tomado su relevo Javier Romeo, Edu Ortiz y, sobre todo, los Cadarso, Eduardo y David. Si el central gallego es el envés, el revés lo representa Thiagus Petrus, cuyo recuerdo no es nada grato «porque forzó su venta y encima fijó su precio».

El brasileño es historia como lo son estos veinte años de continuo crecimiento de una entidad que transitó una temporada por Primera Nacional, dos en la 'B' y suma ya dieciocho campañas entre los mejores. Y que sigan.