«Sé la razón de que alguien sonría hoy». Con este mensaje, Amaya Sáenz de Urturi, psicóloga del programa Logroño Acompaña, el germen del taller Despierta, cierra esta semana una actividad que reúne a un numeroso grupo de persona mayores, y algunas no tanto, un ratito las mañanas del verano.
Ejercicio físico «suavecito», básicamente estiramientos que cada cual realiza a su manera, estimulación cognitiva, con acertijos, juegos de pensar o lectura, y baile. Estos son los componentes del taller, al que ayer pusieron el broche la Tarantella pulcinella, un baile israelí y la popular No rompas más mi pobre corazón, de Coyote Dax, la canción «a la que todo el mundo espera» para poner en práctica sus dotes coreográficas.
El taller de desplazará hoy -y los dos próximos jueves de julio- a la plaza Tomás y Valiente, en el otro extremo del lugar en el que se desarrolló ayer, el parque de la Solana, en el barrio logroñés de Yagüe.
La actividad tiene carácter estival para ofrecer una alternativa de ocio, tiempo libre y socialización al nutrido grupo de mayores que desarrollan una extensa agenda durante el invierno en los hogares de mayores, la Universidad Popular o que toman parte en las actividades que organiza la Asociación de pensionistas y jubilados, UDP, que se paralizan en verano.
Estrenado el año pasado durante los meses de julio y agosto, y ampliado este año a la primera semana de septiembre, se desarrolla durante la mañana para aprovechar las temperaturas más frescas, en horario de 10 a 11, pero no se pasa lista ni necesita inscripción, lo que permite a cada uno incorporarse al grupo cuando lo desee.
«Nuestro objetivo no es que hagan ejercicio o bailen, sino prevenir y paliar soledad, la base del programa Logroño Acompaña», explica la psicóloga, que recuerda como el primer día de julio del año pasado, cuando se estrenó el programa, dudaban de sus éxito. «Pensé en ponerme a anunciarlo con un altavoz», bromea, al tiempo que relata que funciona «muy bien, la gente lo valora y les gusta».
Su diseño contempla el desplazamiento a diferentes puntos de la ciudad para convertirlo en accesible para personas con dificultades de movilidad, aunque ha logrado un auténtico club de fans que se desplazan cada día hacia donde se imparte.
Reencuentros. La mezcla de usuarios habituales con esporádicos ha propiciado el reencuentro de muchas personas que ya no viven en sus barrios de origen, «que luego quedan para tomarse un café», cuenta Amaya Sáenz de Urturi que, de la misma manera, resalta que facilita la integración de personas que sufren alzheimer de los centros de AFA en Yagüe y en la calle Somosierra, que se suman al 'Despierta' del parque Gallarza, al igual que usuarios de Igual A Ti o Aspodrema.
La psicóloga destaca que la actividad, a pesar de estar dirigida a personas mayores, ha contado también con gente más joven, que lo ha disfrutado, lo que aporta un elemento más de lucha contra el edadismo a una actividad que los lunes de julio tiene lugar en el Parque de la Cometa, los martes en el Parque Gallarza y los viernes en la Plaza del Mercado.
«Es un placer y tremendamente satisfactorio ver a la gente que viene y lo contenta que se va», afirma Amaya, que cerró la semana pasada con la frase «dejemos atrás todo lo que no nos lleva hacia adelante».
Bienestar emocional. El programa municipal Logroño Acompaña, que se sustenta sobre tres ejes, la intervención individual, comunitaria y grupal, es el escenario en el que se enmarca el taller Despierta, cuya principal finalidad es crear una rutina de socialización para los más mayores. «La idea es fijar una hora para salir de casa y hacer cosas», explica María Ruiz, trabajadora social, que cuenta que la actividad, que se inició el año pasado, está superando este verano el buen resultado de 2023. Al respecto, explica que son los parques Gallarza y de la Cometa y la Plaza del Mercado los puntos que congregan más público hasta tal punto que han llegado a sumar hasta 70 personas en una única jornada. Pondera una iniciativa que permite a los participantes adaptar el ejercicio a su necesidades, utilizar la parte superior del cuerpo a quienes tienen problemas de movilidad o la inferior si el problema reside en los brazos. «Amaya [la psicóloga que imparte el taller] no presiona, no es estricta con el ejercicios y permite que cada cual lleve su propio ritmo», cuenta Ruiz, que informa de que en la temporada de invierno, el programa se compone de un taller de acompañamiento para personas que sufren soledad no deseada y otro de duelo. La intervención comunitaria tiene como fin integrar a las personas en soledad, con el trabajo en los barrios, las entidades, los centros de salud o los servicios sociales. La tercera arista del triángulo, la intervención individual, cuyos casos se han duplicado, actúa con perfiles muy variados, desde personas que hacen frente al fallecimiento de alguien referente, quienes atraviesan soledad crónica, enfermos que no pueden salir de sus casas o recién divorciados, explica la trabajadora social, que afirma que la finalidad del programa es generar bienestar emocional y «que las personas interactúen entre ellas».
Cohesión para el alzheimer. En el Parque de la Solana se afanaban en seguir los pasos marcados por Amaya un grupo personas del centro de AFA (alzheimer) de la calle Manresa. Aitor Piñeiro, terapeuta ocupacional, valoraba esta actividad en un marco de actuaciones que fomentan el envejecimiento activo y la participación en la comunidad, además del ejercicio físico, muy beneficiosos para edades avanzadas. Piñeiro resalta que la normalización, la cohesión con la comunidad y la participación en actividades grupales son fundamentales para personas con alzheimer. «Todo lo que entrañe socializar es muy bienvenido y muy bien recibido por ellas [la mayoría son mujeres], que muestran una gran predisposición y muy agradecidas», afirma el terapeuta del centro de Yagüe, donde atienden a una treintena de personas.