La propiedad del edificio anexo al centro escolar de Adoratrices de la capital riojana mostró ayer su disposición al derribo total del inmueble, incluida el ala interior objeto del derrumbe producido ayer, pero también de la parte cuya fachada da a la calle Juan XXIII, a la altura del número 8. El grupo empresarial Micampus, que gestiona actualmente en Logroño la residencia de La Ribera, ostenta actualmente la propiedad de todo el inmueble en estrecha vinculación con la promotora Global Gemini, quiere, de esta forma, evitar futuros riesgos por lo que parece inclinarse por el derribo total, y no parcial, del inmueble y proceder a la construcción de un nuevo edificio en la misma ubicación.
Todo ello, teniendo en cuenta que los técnicos municipales ya instaron ayer a la propiedad a proceder al derribo de, al menos, el ala interior donde se produjo el mortal desplome.
En cualquier caso, todo ello se concretará previsiblemente en la reunión convocada para primera hora de hoy miércoles y a la que están convocados los propios responsables y técnicos municipales, representantes del grupo empresarial propietario del edificio así como de la firma riojana Ocisa.
La estructura del edificio ubicado en el número 8 de Juan XXIII no quedó afectada tras el derrumbe pero su estado es similar al de su prolongación interior que se desplomó en la mañana de ayer.
Por los tanto, la opción del derribo de ambas partes del inmueble adquiere un mayor peso con el objetivo de evitar futuros riesgos, teniendo en cuenta además, que «su estructura no puede garantizar el uso», tal y como detallaron ayer las fuentes consultadas las por El Día de La Rioja.
El Ayuntamiento de Logroño, al menos durante la jornada, instaba solo a proceder a la demolición de la prolongación que sufrió el derrumbe.