"Los campeonatos son la forma de compartir nuestra afición"

Gonzalo Ortega
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Israel Blázquez apartó el uniforme de policía nacional durante unos días para enfundarse el karategi y colgarse el oro en Karate Kumite y el bronce en Katas en el IIICampeonato de España de la Unión de Gestión para las Fuerzas Armadas

Israel Blázquez, en el Gimnasio Colón y sede del Club Karate Kan. - Foto: Carlos Caperos.

Avenida Colón. Número 57. Código Postal, el 3. 26003. Ahí se encuentra, desde 1976, el centro deportivo homónimo más que reconocido entre los vecinos y amigos del barrio y la zona. El Gimnasio Colón ya vislumbra en la línea que separa la tierra y el cielo en el horizonte la baliza de sus bodas de oro, cuando celebre los 50 años desde su creación. A diferencia de la masiva tendencia actual de creación de gimnasios, o 'gyms', en los tiempos que corren, todos terminados en '-fit' y cambiando su prefijo (al menos así aparecen hasta cuatro cadenas en la capital riojana), el Gimnasio Colón es, por encima de todo, familiar. Sin ese hacinamiento deportivo ni masificado de personas como de clases y/o maquinaria, dentro se ofrecen clases de taichí, yoga, aerobic, step, gimnasia de mantenimiento y por supuesto, de musculación. Y sobre todas ellas, destaca el karate.

El propio Gimnasio Colón es la sede del Club Karate Kan, con Julio Hernáez (Nájera, 1954) a la cabeza. Hernáez, toda una eminencia en el karate, posee el grado de noveno dan. Después de una reunión de la presidencia y directiva mundial de la Unión Mundial de Organizaciones de Karate-Do (WUKO), el presidente Sean Henke le concedió este grado «por su inmensa trayectoria como maestro, y como árbitro mundial, impartiendo la mayoría de los seminarios internacionales». Y en una de estas gélidas mañanas invernales, el mestro abre las puertas de su gimnasio al lado de uno de sus alumnos, Israel Blázquez (Logroño, 1979) que se acaba de proclamar Campeón en Karate Kumite y bronce en Katas en el III Campeonato de España de Karate dentro de la Unión de Gestión para las Fuerzas Armadas (UGFAS).

Este, celebrado el pasado fin de semana en Burguillos de Toledo, es apto solo para militares, Guardia Civil y Policía Nacional. En este último grupo se encuentra Blázquez, que debutaba en un campeonato de este calibre. «Yo accedí porque mi hermano, que es militar, ya había ido el año pasado. Para participar tienes que estar correctamente federado y pertenecer a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», expone. Este año su hermano Aarón no pudo acudir, puesto que el año pasado, en este mismo campeonato, sufrió una rotura del ligamento cruzado en su rodilla de la que aún se recupera.

Simultáneamente, la localidad a escasos kilómetros de Toledo, acogió cuatro campeonatos nacionales diferentes: la tercera edición del Campeonato Combate Cuerpo a Cuerpo e Intervención Operativa y los estrenos de los torneo de 'Armas de combate cuerpo a cuerpo, tácticas, japonesas e históricas', así como también otro de Kickboxing.

«Yo llegué allá sin expectativas». Teniendo en mente la lesión de su hermano, su idea era «ir, pasarlo bien, conocer gente y volver igual que te has ido. Si has ganado, ya ni te cuento». Blázquez, en categoría open (peso pesado, más de 85 kilogramos-, comenzó el sábado a las 10 de la mañana. Cinco combates y seis horas después, se colgaba el oro en Kumite. «En Katas fueron dos rondas preparatorias, se sumaban ambas puntuaciones y los cuatro mejores pasamos a semifinales. Después de las semifinales, dos se clasificaban para la final, pero yo me quedé en tercer puesto», detalla un satisfecho karateka.

DESDE LOS 4 AÑOS. A su lado, está su sensei. Prácticamente siempre lo ha estado. Al menos, desde que tiene uso de razón. Israel Blázquez comenzó en el karate por su padre. «Con Julio mi también hizo karate, entonces desde pequeño, con cuatro años, quise probar si me gustaba o no. Empecé en 1983 y mi hermano también, en este mismo gimnasio, que es como mi casa. Tenía diferente distribución, pero siempre ha estado aquí». Lo recita de memoria. «Gimnasio Colón; Avenida Colón, 57». Desde que él comenzó a practicar karate, Hernáez siempre le ha dado clases, «siempre ha sido mi maestro, hasta ayer por la tarde», bromea.

En realidad, más que su maestro, es como su tío. Tanto Israel como Aarón Blázquez han entrenado juntos desde pequeños, junto a Julio y Javier Hernáez, los hijos de Julio «que son como mis hermanos porque nos conocemos desde que tenemos uso de razón». Los cuatro, tal y como los define el sensei, son «los alumnos de élite del Gimnasio Colón». Los cuatro son quinto dan, y ya trabajan para conseguir el sexto.

«Para conseguir un rango más de dan, tienes que permanecer ciertos años en la categoría anterior para subir. Se accede manteniendo esos años, haciendo un examen y una serie de trabajos. De primer a dan a segundo dan tienes que estar dos años, de segundo a tercero tres años… y así sucesivamente. Para subir un dan, siempre se añade un año más que el período anterior», explica Hernáez. Esos exámenes siempre están enfocados al karate y los trabajos personales se hacen con una pareja o dos ayundantes en tareas de defensa personal, prácticas de combate, katas… «Es un tarea muy concreta pero muy abarcante a la vez», sentencia.

En las cuatro paredes que les rodean han recibido las instrucciones de la práctica total de conceptos y posiciones que a día de hoy conocen. «Las clases eran diferentes a los entrenamientos que recibíamos de cara a la competición. A clase con nosotros venía mucha gente para impartir técnica el día que nos tocase, katas, kumite... Todo adaptado a la gente que venía, algunos más mayores y otros más pequeños, porque no todo el mundo compite», indica Blázquez. «Los que competíamos teníamos entrenamientos más específicos, con un nivel más elevado e intenso en katas y combates. Físicamente también hay que entrenar, no solo en el tatami».

En su caso, él comenzó a competir «desde que tenía siete u ochos años».  «Las competiciones que haces cuando eres pequeño ahora te das cuenta de que no son competiciones como tal, porque no dejas de ser un niño. Yo lo tomaba como unas excursiones. Ahora es diferente». ¿En qué difiere? En lo social. «Conoces a cantidad de gente, de todos los lugares del mundo, nos juntamos en los campeonatos y es la forma de compartir nuestra afición». Sin lugar a dudas, ese es el verdadero éxito.