«Toca dar solución a los castillos emblemáticos riojanos»

El Día
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Isaac Martínez, al frente de la asociación Rioxa Nostra, lucha por preservar el patrimonio.

Isaac Martínez, en el castillo de Castañares de las Cuevas (Viguera). - Foto: Carlos Caperos

Su primera aproximación al patrimonio regional y nacional llegó de mano de sus padres, Pablo y Montse, que le inculcaron el respeto por la historia común. La profundización en este acerbo compartido continuó en su etapa académica, bajo la influencia de  Julián Ruiz Navarro, en el Sagasta, y de Begoña Arrúe, en la universidad. Y, desde hace cinco años aúna sus esfuerzos junto a la treintena de miembros de Rioxa Nostra, asociación que preside desde 2023, en defensa del patrimonio común de todos los riojanos. Hablamos de Isaac Martínez Espinosa (Murillo, 1982), historiador y firme defensor de lo nuestro.

Junto con el resto de compañeros de Rioxa Nostra, es el responsable de haber relanzado el interés por el patrimonio riojano y su preservación. Además de defender, proteger y preservar, uno de sus objetivos es «divulgar» los inmensos tesoros, «paisajísticos y patrimoniales», que se reparten por La Rioja. «Además de divulgar», explica, «creo que es muy importante llevar esta riqueza a todas las edades. Que nadie, por joven o mayor que sea, se quede sin poder participar de nuestro capital cultural y natural».

Martínez es consciente de que queda mucho por hacer en cuento a la «conservación» de las joyas artísticas de la región. «Si estuviéramos en clase y tendría que poner una nota, te diría que necesitamos mejorar», lamenta consciente de que a la hora de emprender estas tareas desde las administraciones «es muy importante los intereses del político de turno». «Por encima de la ideología política», analiza, «está comprobado que si a un gestor le interesa el Arte Romano, centra sus esfuerzos en todo lo romano y desatiende el resto». Ejemplifica su diatriba con el caso del Monasterio de Suso. «Lo que vemos en la actualidad es el resultado de las restauraciones realizadas a lo largo del siglo actual y anterior, pero estas restauraciones han soterrado al máximo todos los elementos no medievales de Suso», acusa. «Y  no eran pocos», agrega. «Nos obsesionamos, por poner un ejemplo, con Contrebia-Leucade, un gran yacimiento celtíbero-romano y parece que ya solo interesa esta época», completa. «Desgraciadamente solo vamos a lo que nos gusta y esto», se resigna, «no es bueno para nadie».

El poderoso altavoz de Rioxa Nostra ha servido de acicate para sacar a la luz las ruinas de la Ermita de Rute, de origen visigodo, o relanzar la renovación del viaducto de Ortigosa, mucho más moderno.

Entre sus joyas preferidas figura un paisaje natural, el que se produce «en las confluencias del Jubera y del Leza, con la ermita de San Vicente como vigía». A la hora de prescribir este escenario, reconoce que LaRioja «anda sobrada de vistas». Así, entre sus favoritas se hallan también «las de la Sonsierra, desde Peciña», «la vista de todo el valle del Cidacos desde la atalaya del castillo de Herce» o «los Sotos de Alfaro». Entre sus panorámicas preferidas figura las mucho más desconocidas «dolinas de Cenzano».

Este historiador, en cualquier caso, pone el acento en la lista negra elaborada por Rioxa Nostra: «Por un lado, creo que tenemos que hacer algo con los pueblos abandonados. Es el caso de Lasanta, Torremuña y su iglesia, Ribalmaguillo o Turruncún pero, si tengo que poner el acento en algo, creo que hay que dar solución a los castillos emblemáticos de La Rioja como puedan ser el de Jubera, Davalillo y otros muchos más».

Mientras que la preservación de este patrimonio, material, requiere actuar ya con partidas presupuestarias, más complicado es «proteger el patrimonio inmaterial que, a modo de canciones, juegos y folclore, se está muriendo y si se pierde no se podrá recuperar».