Comerte el coco no compensa

Agencias
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La rumiación, o pensar demasiado las cosas, puede convertirse en patológico cuando está fuera de control

Comerte el coco no compensa

La RAE define a la rumiación como pensar algo despacio y detenidamente. La rumiación, o rayarse, más coloquialmente, es algo que con bastante frecuencia sufren unas personas que otras. ¿En qué momento puede convertirse en algo patológico comerse el coco demasiado? ¿Piensas demasiado y no sabes cómo dejar de hacerlo? La psicóloga Mari Zafra acaba de publicar Rayarse no es la solución, un libro con el que pretende aconsejar al público sobre cómo dejar de pensar demasiado y reconectar con el presente.

Reconoce que la rumiación forma parte del pensamiento negativo repetitivo y explicita que se diferencia de la preocupación por el estadio cronológico: «La preocupación tiende al futuro y la rumia a dar vueltas de forma repetitiva sobre el pasado. En el libro rumiar, rayar, comer el coco, no importa tanto, es una secuencia de pensamientos que no acaban y que están destinados a evitar el dolor, a resolver un problema real».

Son frecuentes porque, de hecho, dice que «la rumiación es una característica del ser humano», dado que necesitamos esta capacidad. Eso sí, clarifica que, «por cultura y aprendizaje» las rumiaciones son más frecuentes en las mujeres, a quienes «se las enseña a predecir de forma continua y a detectar problemas en el contexto para ser proactivas, tienen más el foco en el exterior».

Ahora bien, preguntada sobre el momento en el que rayarse se convierte en algo patológico, Zafra reconoce que esto llega cuando es una conducta que se expresa de forma limitante: «La rumiación en sí misma no produce depresión, sí ansiedad, es una respuesta fisiológica, que por ejemplo, te puede alejar de superar una depresión. Si la función de la rumia tiene que ver con evitar el dolor si está relacionado en los últimos estudios con un cuadro depresivo». Aquí destaca que hay personas que por su forma de ser son más reflexivas que otras, y que rumian mucho, que se comen mucho la cabeza porque son muy perfeccionistas y se obsesionan. «Pero aquí lo importante es que si la función es una evitación experiencial del dolor, sí se puede relacionar con un comportamiento patológico. Si simplemente no es limitante y es algo reflexivo solo puedes perder el tiempo, no hay mayor problema», aclara esta psicóloga.

Consejos para huir

Asevera esta experta que para huir de esta situación, en primer lugar, hay que discriminar o detectar cuánto contenido del presente hay en mi día, si estoy perdida en mis pensamientos o vivo el presente. Aquí recomienda que se introduzca la meditación, «pequeñas prácticas de mindfulness con las que anclarse más en el presente», apostilla.

Después, sugiere ser capaces de discriminar el contenido, el texto de la rumia, intentar descubrir si son solo hipótesis, si el foco está en el exterior, o con ello busco intentar entender algo malo que ha pasado. «Si el contenido de la rumia tiene que ver con algo externo y que no puedo controlar es rumia. Hay que discriminar esto», incide. 

A su vez, aconseja un trabajo en valores, e identificar qué cosas son valiosas en la vida, cuáles tienen valor para mí, y en qué momento me siento bien, porque así esa rumia desaparece. 

ARCHIVADO EN: Depresión, RAE